Unión es fuerza

Unión es fuerza

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
En política no se juega, no se realizan acciones a la ligera. Los errores se pagan con la pérdida del poder.

Quien pierde el poder no sabe gobernar. La política es cálculo. Es ver mucho más allá de un horizonte. Es ver en la oscuridad, palpar lo inasible, adelantarse y crear las condiciones para que lo que ocurra convenga a sus intereses. El único juego que se acepta en política es el de ajedrez, donde cada jugada se calcula para que el enemigo se equivoque y pierda.

El político tiene que observar las reglas maestras entre las cuales están un trabajo incesante, continuado, de minuto a minuto, mantener unificado el partido que lo sustente y determinar en qué momento hacer cada cosa.

Es difícil entender cómo gente que está en los más altos niveles de los partidos es incapaz de sentarse a pensar qué conviene al grupo y qué le conviene, personalmente.

El político debe determinar si trabaja para el grupo o si trabaja para sí.

Si trabaja para el grupo, debe saber que hay reglas que respetar.

La primera actividad de un político es luchar por la unidad en su partido. Unidad que debe ser fruto del trabajo, respeto mutuo, solidaridad y criterios comunes para determinar hacia dónde va el partido, qué quiere, cómo lo va a conseguir y con quiénes.

En el Partido Revolucionario Dominicano hay actitudes que contravienen todos los modos de llegar al poder y mantenerlo.

La primera es la práctica de la montonera por gente que entiende que vive en tiempos de la guerrilla y golpea el cuerpo del partido con declaraciones altisonantes, amenazas e indisciplinas. Las continuas rebatiñas, los anquilosados mecanismos internos, la necesidad de renovación de los cuadros directivos, las ambiciones desmedidas, se manifiestan constantemente.

Cuando ven periodistas, micrófonos y cámaras, se marean, el narcisismo sube hasta niveles insospechados y se dice y mal dice sin control, sin pensar las consecuencias de las declaraciones.

En el Partido Revolucionario Dominicano hay gente que, pese a las caídas, no haberse enterado de algo tan simple como que la unión hace la fuerza.

Ya ocurrió cuando Juan Bosch creó el Partido de la Liberación Dominicana, dividió el PRD y Joaquín Balaguer se quedó en el poder en 1974.

Profundas diferencias surgieron en la convención que eligió a Don Antonio Guzmán candidato a la Presidencia, se manifestaron cuando el licenciado Jacobo Majluta, entonces presidente del Senado, enfrentó al presidente Salvador Jorge Blanco.

El resultado: el doctor Balaguer al poder, en 1986 y gente del licenciado Majluta en el gabinete balaguerista.

El doctor Balaguer de mantuvo dividido al PRD para que no enfrentara la acusación mendaz contra el doctor Jorge Blanco de que había cometido actos de corrupción para su beneficio mientras fue Presidente de la República.

El doctor José Francisco Peña Gómez se ocupó de rescatar el partido, el licenciado Majluta no iba a defender al doctor Jorge Blanco y el doctor Balaguer sacó el PRD de la carrera por el poder hasta el 2000.

En el 2004 el PRD acudió a las elecciones dividido y pese a la campaña de infamias y mentiras obtuvo una alta votación, pero perdió el poder.

Si luego de tantas caídas, fruto de las divisiones y ambiciones desmedidas algunos dirigentes del PRD no aprenden que las bases les pasen por encima y los descarten. Así podrá volver el PRD al poder.

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