Unión Africana pide apoyo al resto del mundo

Unión Africana pide apoyo al resto del mundo

SIRTE (Libia) (EFE).- La Unión Africana (UA) puso ayer punto final a su V cumbre ordinaria cerrando filas para pedir con una sola voz, como deseaba el líder libio Muamar Gadafi, que el resto del mundo le ayude a salir de su endémico subdesarrollo. De manera más particular, los africanos se dirigen a los miembros del grupo G-8, formado por los siete países más industrializados y Rusia, para que como primera providencia cancelen la totalidad de la deuda exterior del continente.

Los ministros de Hacienda de ese entorno internacional han propuesto que se reduzca en unos 40.000 millones de dólares la deuda de los 18 países más pobres, entre ellos 14 africanos.

De los 55 países más empobrecidos del mundo, 33 pertenecen a Africa, en cuya parte subsahariana el 60 por ciento de la población está afectada por el virus del sida.

El G-8 se reunirá a partir de mañana en la localidad escocesa de Gleneages, bajo la presidencia del primer ministro británico Tony Blair, con la intención de poner en marcha un ambicioso plan de asistencia a Africa.

El nigeriano Olasegun Obasanjo, que preside los destinos de la UA, se encargará de comunicar al G-8 las conclusiones de la cumbre de Sirte y la promesa de los africanos de que la ayuda que reciban será utilizada «de forma transparente» y no irá a parar a los circuitos de corrupción.

Además de la aportación financiera, los africanos piden a los países industrializados que les ayuden a reforzar sus capacidades de producción, en particular en el sector de la agricultura.

Africa se queja de que las subvenciones que dan los gobiernos occidentales a sus agricultores frenan su propia producción, y afirma que para combatir el hambre la solución no está en importar trigo sino en producir e incluso llegar a ser exportadora.

La Unión Africana pone también sus esperanzas en el Milenio para el Desarrollo, adoptado por la ONU en septiembre del 2000, y el Nuevo Partenariado para el Desarrollo en Africa (NEPAD) que forman el entramado de un plan estratégico de acción para sacar al continente de su atolladero.

El programa del Milenio tiene ocho objetivos a alcanzar en el 2015, entre los que figura reducir la pobreza en Africa en un 50 por ciento, asegurar la educación primaria a todos los niños, promover la igualdad de sexos, combatir el sida y otras epidemias, y reducir la mortalidad infantil.

Con estas medidas se espera mejorar sensiblemente la vida de unos 100 millones de personas, teniendo en cuenta que en la actualidad de los 800 millones de africanos, el 40 por ciento sobreviven con menos de un dólar por día.

La «Declaración de Sirte» hace referencia con cierto optimismo a los conflictos que sufre el continente africano, aludiendo en primer lugar a la solución de la crisis de Burundi, donde se han celebrado elecciones legislativas el lunes pasado, con la participación de hutus y tutsis.

La UA se felicita por haber podido intervenir con una fuerza de protección en el Darfur sudanés para promover el respeto de los acuerdos de paz establecidos en Abuya (Nigeria) entre el Gobierno de Sudán y los dos movimientos rebeldes.

Los africanos no sólo quieren terminar con el atraso, el hambre y las epidemias, sino jugar también un mayor papel internacional en el seno de las Naciones Unidas.

La Unión Africana llegó en Sirte al consenso general de reclamar, en el marco de la reforma por venir de la ONU, que se le den dos puestos permanentes en el Consejo de Seguridad, con derecho a veto.

Tampoco descartan formar un frente unido con los cuatro países que preconizan una reforma del Consejo, Alemania, Brasil, Japón e India, aunque este grupo podría amoldarse a una solución intermedia consistente en crear puestos permanentes sin derecho a veto.

Los resultados de esta cumbre confirman la preeminencia de la línea pragmática de los africanos encabezada por Obasanjo y el presidente surafricano Thabo Mbeki, sobre la posición maximalista que defendió Gadafi.

El líder libio volvió a plantear que se abran todas las barreras nacionales en Africa, se instaure una moneda, un Ejército y un pasaporte único, con la mirada puesta en su anhelo de crear los «Estados Unidos africanos».

Los demás estadistas trataron con delicada diplomacia a su anfitrión, pero se mantuvieron inflexibles en su decisión de no quemar etapas en detrimento de su política de cooperación con Occidente, a la que Libia también suscribe.

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