Unión Europea-América Latina y el Caribe: retos para socios estratégicos

Unión Europea-América Latina y el Caribe: retos para socios estratégicos

El fragor de las elecciones congresuales y municipales internas  en la República Dominicana y la crisis financiera que vive Grecia y que amenaza extenderse a otros países del mediterráneo europeo, parecen  desplazar la atención de la  VI Cumbre de la Unión Europea-América Latina y el Caribe, que tendrá lugar en Madrid, España,  los días 17 y 18 de mayo próximo.

Bajo la presidencia Española de la Unión Europea, este encuentro trasatlántico adquiere una dimensión especial. La España de los Bicentenarios recibe en su suelo treinta y cinco países latinoamericanos y caribeños, junto a los 26 países miembros de la Unión Europea. La significación esta dada también porque será la primera Cumbre ALCUE después de la aprobación del Tratado de Lisboa que ha traído una nueva estructura institucional al proceso de integración más completo a nivel global.

Una pregunta circunda el ambiente político e institucional de la Cumbre de Madrid, la Asociación estratégica Unión Europea-América Latina y el Caribe se ha fortalecido, luego de que en 1999 se reunieran por primera vez en Río de Janeiro. El balance para los analistas a ambos lados del Atlántico tiene variados matices. Reconociendo el acervo institucional creado a partir de tres pilares: a) el diálogo político birregional y subregional; b) la cooperación regional y subregional orientada principalmente a apoyar la integración; y c) la firma de acuerdos de asociación económica; las nuevas realidades circundantes tanto en Europa como en América Latina y el Caribe presentan retos todavía por alcanzar para avanzar de manera sostenida en una Alianza Estratégica.

Y ¿cuál es la nueva realidad en Europa? Sin dudas, hay un cambio en las prioridades políticas de la Unión Europea. La UE ha vivido en los últimos años un proceso de cambio marcado por la multiplicación del número de países socios, la necesidad de asentar un marco normativo más exigente con el Tratado de Lisboa y la tendencia a dirigir su mirada a sus propios problemas.

Por otro lado también han ocurrido cambios en las circunstancias de América Latina.

La región expresa un proceso de consolidación democrática, con ligeras excepciones, un desempeño económico aceptable a pesar del impacto de la crisis financiera global de 2008; unos parámetros económicos que expresan una nueva “cultura de respeto a la estabilidad macro-económica”; aspectos que conviven junto la propia desigualdad del continente, el incremento de la inseguridad en la región a afecta a muchos países y la aparición de nuevos actores políticos asentados sobre factores de identidad indígena. 

Asimismo, América Latina y el Caribe vive una nueva ola integracionista, expresión de sus diversas heterogeneidades y realidades subregionales. La emergencia del Brasil como una potencia regional y global, el liderazgo en Suramérica de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la creación en Cancún de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe con vocación de una institucionalización y la coordinación de los diferentes esquemas de integración, definen las posibilidades de profundización de la Alianza Unión Europea-América Latina y el Caribe. Finalmente la presencia de nuevas potencias económicas y políticas de carácter global en la región.

Retos a enfrentar en la Cumbre de Unión Europea-América Latina y el Caribe:

El espacio de este artículo es pequeño para presentar los intereses compartidos y las posibilidades de avanzar en la agenda transatlántica. 1) Europa continúa siendo el segundo socio comercial y el principal inversor y donante de América Latina y el Caribe; 2) Es un desafío avanzar en los acuerdos de Asociación Económica con los mecanismos de integración. Solo CARIFORO, esquema en que participa la República Dominicana y CARICOM, ha completado la negociación y firma del Acuerdo. Los otros casos exitosos son a nivel bilateral México y Chile. Sin embargo, la UE tendrá que emplearse a fondo para completar los acuerdos con MERCOSUR y Centroamérica, Comunidad Andina de Naciones, si quiere acceder a un acuerdo comercial con toda la región.

Finalmente, promover un marco compartido para la contribución a la gobernanza global en cuatro temas: cambio climático, lucha contra la inseguridad internacional y el narcotráfico, regularización de los flujos migratorios y representación de los países de la región en las estructuras de las instituciones internacionales, pues solo tres países de la región son miembros del G-20.

Alejandra Liriano es especialista  en Relaciones Internacionales y Viceministra de la Cancillería Dominicana.

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