“La violencia contra las mujeres y las niñas, hoy día, es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo”.
En virtud de que hoy sábado 25 conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, quiero reiterar que la importancia de responsabilizarnos de unirnos activamente en la lucha contra la violencia de género, que la campaña de este año promulgada por Naciones Unidas de 16 días de activismo tiene por objetivo sensibilizar y movilizar al público en todo el mundo para lograr un cambio. Bajo el tema: «Que nadie se quede atrás: pongamos fin a la violencia contra las mujeres y las niñas», se refuerza el compromiso de la campaña ÚNETE con un mundo sin violencia para todas las mujeres y las niñas, al tiempo que se ocupa en primer lugar de las personas más marginadas y desatendidas, entre otras, las personas refugiadas, migrantes, las minorías, los pueblos indígenas y las poblaciones afectadas por el conflicto y los desastres naturales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el maltrato como uno de los mayores asuntos de salud y de derechos humanos. Entre sus principales consecuencias psicológicas, resaltan la: Depresión y ansiedad, tristeza, cambios del estado de ánimo, sentimientos de vergüenza y culpabilidad, conductas autocríticas, autodestructivas y baja autoestima.
Y han llamado la atención con que las consecuencias psicológicas para la mujer víctima de violencia son múltiples a nivel de su salud integral, aunque este impacto a nivel psicológico y el deterioro en la calidad de vida de estas mujeres es más difícil de identificar y evaluar.
La violencia de género indudablemente produce un detrimento importante de la salud física y psicológica de las mujeres que la sufren. Y aunque el propio maltrato puede dañar muchas de sus capacidades de resiliencia, se puede trabajar para potenciarlas y recuperarlas. Así, la mujer se va empoderando, va siendo más consciente de su situación, y estará más preparada para las dificultades que se va a encontrar cuando decida salir de su relación de violencia.
A pesar de que no conozco muchos estudios ni investigaciones que analicen el proceso de recuperación y las prioridades de intervención que se deben considerar en mujeres víctimas de maltrato, sin lugar a duda se debe potenciar siempre la autoestima de estas mujeres y facilitar su empoderamiento, como claves para recuperar su bienestar emocional y el control de su vida. Porque el proceso no finaliza cuando se rompe la relación, sino cuando la mujer consigue llevar una vida independiente, protegerse y conseguir el bienestar psicológico que necesita, para lo cual las mujeres deberán tomar decisiones y emprender una serie de acciones que permitan su recuperación.