Universidad La Limonade: intolerancia y desconsideraciones

Universidad La Limonade: intolerancia y desconsideraciones

El pasado 12 del mes que discurre, una fecha infausta en la cual se cumplían dos años del devastador terremoto que trajo luto, dolor y miseria al pueblo haitiano, y en dónde según cifras extraoficiales perdieron la vida alrededor de 300,000 ciudadanos del país más pobre de América, fue el momento escogido para, con el pretexto de inaugurar  la mal llamada “Universidad Henri Christophe”, soportar la delegación dominicana con el presidente Fernández a la cabeza, varias desconsideraciones, no improvisadas de parte de las autoridades haitianas, sino fríamente calculadas.

   ¿Por qué nombrar la universidad donada por el pueblo dominicano Henri Christophe?  Este manumiso, por ende analfabeto, se declaró Rey de la parte norte de Haití, estableciendo su “reinado” en la ciudad de Cap Haitïen en donde erigió su famosa Citadelle.  Fue un enconado enemigo de nuestro país y terminó suicidándose en el año 1820.

   La biblioteca de la universidad había sido bautizada con el nombre del Profesor Juan Bosch.  Por airada protesta de los favorecidos con la donación, el retrato del profesor fue descolgado y su nombre burdamente embarrado con la finalidad de que no apareciese en el recinto.  Lo más insólito del caso es que los haitianos sabían que el profesor Bosch había sido el fundador del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y que el presidente dominicano era a la vez presidente del PLD.

   En su elaborado discurso, el alcalde del poblado La Limonade, en donde se encuentra la universidad, en un  hecho inconcebible y de franca provocación, puso en boca de nuestro Padre de la Patria “que la Isla era única e indivisible”.  Lo lamentable de esta incitación es que ninguno de los participantes, dentro de los cuales se encontraba el Ministro de Cultura, el historiador Euclides Gutiérrez y el mismo presidente de la República, no elevaron su protesta aunque con este hecho se hubiese roto el protocolo, ya que esa desfachatez podría considerarse un agravio imperdonable a nuestro patricio Juan Pablo Duarte.

   Los funcionarios dominicanos, en su afán de ponerse donde el capitán los vea, dilapidaron millones de pesos en un desplazamiento para muchos innecesario y que según pudimos observar en la fílmica, lo componían más de veinte helicópteros.  Pero, viajar a costilla del pueblo que paga los impuestos que  alegremente ellos despilfarran, se ha convertido en una constante de estos mediocres funcionarios asalariados que deben exhibirse para creer que son importantes.  ¿Cuándo será que se legislará para impedir este derroche de recursos en un país tan paupérrimo?

  Creemos que el señor Presidente de la República debió ofrecer, en lugar de una universidad -recursos que le niega a la educación en su país- un hospital, sobre todo una maternidad para impedir que miles de haitianas vengan a parir en nuestras clínicas y hospitales, lo cual nos ahorraría que la Junta Central Electoral no tenga que otorgarle partida de nacimiento a los nacidos en nuestro territorio, por estar en tránsito o por ser ilegales.

   Como creemos que el nombre de Christophe avergüenza a los dominicanos, la universidad debió haber sido nombrada Jean Price-Mars, brillante intelectual haitiano, que aunque tuvo muchos diferendos con nuestro internacionalista  Carlos Sánchez y Sánchez, lo enfrentó en el mundo de las letras y no en el de las armas, como lo hizo el rey títere, bufonesco, bailador de minué con maestras importadas de Francia y con una corte de pantomima.  Entendemos que nuestra Cancillería debería enviar una nota de protesta por estas indelicadezas, que tampoco fueron tan sutiles, y enrostrarles su falta de cortesía.

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