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Al doctor Julio Amado Castaños Guzmán, rector de la Universidad Iberoamericana (UNIBE), le llama la atención las evaluaciones de los niveles de calidad que exhiben nuestras instituciones de educación superior; que todavía no contemos “con una agencia acreditadora de las universidades que pueda medir la calidad de las instituciones de educación superior del país” y que los resultados de las evaluaciones quinquenales de las universidades del país que realiza el Ministerio de Educación Superior no sean de público conocimiento. Con respecto a esto último, tenemos a bien volverle a recordar al destacado galeno que los resultados de los tipos de evaluaciones que emplea el MESCyT (autoevaluación y evaluación externa), por razones técnicas, son confidenciales.
Desde finales del pasado siglo 20, en la República Dominicana, al igual que en los demás países de la América española y el Caribe, se ha venido producido cambios importantes en el ámbito de la educación superior. El uso de la tecnología de la información y comunicación ha ampliado considerablemente las posibilidades de acceso a la educación superior generando nuevos métodos de enseñanza y trayendo consigo nuevos desafíos e inquietudes en lo relativo al control de la calidad en ese nivel de enseñanza.
¿Qué significa aquello de que una universidad sea de calidad?
Se aprecia que una universidad es de calidad cuando su oferta académica es equitativa y de amplia cobertura; cuando se muestra eficaz y eficiente en el desarrollo de sus operaciones; y cuando sus resultados trascienden hasta el punto de llegar a contribuir al desarrollo social y económico y al mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de su comunidad.
Hemos llegado a la conclusión de que los métodos tradicionales de control académico no son los más adecuados para hacerle frente a los desafíos del presente por lo que se hace necesario el crear controles de calidad más explícitos y efectivos que los que usamos.
La Comisión de Evaluación del Ministerio de Educación Superior es el único mecanismo con que contamos para mejorar y evaluar la calidad de la instituciones de educación superior. Su misión consiste en promover el proceso de auto-evaluación de las instituciones; consolidar y ampliar la evaluación externa de las mismas; y acreditar sus programas, especialmente aquellos de interés público como lo de educación, medicina, ingeniería, entre otros
Aquí, al igual que como sucede en casi todos los países de la América española, la educación superior ocupa un punto intermedio entre sistema de educación superior para una minoría privilegiada y otro de educación masiva totalmente diversificado. Este último se ha traducido en mayores opciones de educación, dando lugar a la creación de diferentes tipos de instituciones con nuevos programas de estudio, y al uso de diversas modalidades de transmisión de conocimientos.
En la actualidad, nuestras universidades están empeñadas en aumentar su tamaño y elevar la calidad de sus servicios. Por ello, han diversificado sus funciones con el objetivo de satisfacer los requerimientos de manos de obras calificadas y de contribuir a satisfacer las necesidades de las gentes. Esas acciones están dando lugar a que el control de la calidad se torne mucho más complejo que antes, por lo que ha de esperarse que, en el curso de las próximas décadas, los sistemas de control de la calidad afronten serias dificultades en relación con los procedimientos a emplear y a los problemas educacionales que deben abordar. Es que en materia de evaluación de la calidad de la educación superior aún nos queda muchos caminos por recorrer. Dos grandes desafíos debemos de encarar: la actualización de la Ley 139-01 y formación de una Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria. ¿Cómo y por quienes estará integrado dicho organismo? A ello nos referiremos en otras entregas.