Universitarios se quejan porque pierden el tiempo

Universitarios se quejan porque pierden el tiempo

POR MARIEN ARISTY CAPITAN
«La mayoría lo que queremos es irnos de la universidad. A mí prácticamente lo que me queda es este semestre. ¿Y si no se acaba?… Hay que quemarlos a todos: a los profesores, al rector y a todos los que están haciendo con los estudiantes lo que les da la gana; cada vez que quieren, por cualquier quítame esta paja, quieren paralizar y utilizarnos como títeres», decía ayer Lucía Fernández, estudiante de ingeniería civil.

Como Lucía un grupo de estudiantes esperaba infructuosamente a sus profesores en la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde fueron muy pocos los que ofrecieron docencia durante la mañana de ayer.

Pero estos profesores que acudieron a las aulas le dieron clases a un número de estudiantes muy reducido: la asistencia de los alumnos fue tan precaria que en facultades como la de Humanidades apenas alcanzó un 7%.

Y es que, como dijeron muchos estudiantes, nadie quiere ir a la universidad a perder el tiempo: ellos saben que muchos profesores van al campus pero que lo hacen sólo para firmar la hoja de asistencia, evitando de esa manera que les descuenten las horas que no han trabajado.

Los que sí querían trabajar lo hicieron a pesar de todo. Un buen ejemplo es el de la profesora Cristina Díaz Gautier, quien impartió Lengua Española y Técnicas de Expresión a tres estudiantes. Momentos después reclamó su derecho a disentir cuando los miembros de la Federación de Asociaciones de Profesores de la UASD (FAPROUASD) y la Asociación de Empleados Universitarios (ASODEMU) recorrieron las facultades para constatar que la huelga se estaba cumpliendo en más de un 90%.

También dio clases José Antonio Cordero, de Arquitectura, quien se quejó de que el conflicto se mantiene en pie por el extremo orgullo de las dos partes implicadas.

En la Facultad de Humanidades fueron muy pocos los docentes que lo emularon: aunque un 75% firmó la asistencia, en la mayoría de las aulas apenas se veía a algunos estudiantes que esperaban.

Pero así, extremadamente tranquila, fue la jornada en el resto de la UASD. Con pasillos prácticamente vacíos, sólo había pequeños grupos de estudiantes en las explanadas y las embajadas.

En la Facultad de Medicina, no había ni siquiera bedel, Jenny Sepúlveda, estudiante de Medicina se quejaba diciendo: «Eso (la huelga) hace que nosotros perdamos tiempo, clases, así dura más el semestre. Es peor, yo no estoy de acuerdo con la huelga».

Ana Lespín, estudiante de derecho, manifestó que esa no es la forma correcta de exigir. Otros muchachos recordaron que en el último semestre desertaron de la UASD 23 mil estudiantes. De haber más paros, advirtieron, podría generarse un «éxodo».

Respecto a la firma en otras facultades, en Ingeniería y Arquitectura faltaba más de un 50% de las firmas. En Ciencias Jurídicas y Políticas fue casi igual: firmó el 40% de los profesores pero sólo el 30% ofreció docencia.

En cuanto a los profesores que estuvieron en sus aulas, Héctor Sánchez, presidente de FAPROUASD, afirmó que ellos respetaron el derecho de quienes se querían mantener laborando. Pese a ello, indicó que la huelga se cumplió en un 99%.

Pasando a los empleados, Juan Ureña, presidente de ASODEMU, sostuvo que solamente trabajaron las oficinas de los decanos y la rectoría pero con una sola secretaria. Ureña, a pesar de que estaba en contra del paro durante la reunión de antes de ayer, apoyó la decisión que tomó la mayoría de la asamblea.

REYNA: LA UASD NO SERA DEMANDADA

Al ser consultado respecto al paro, el rector Roberto Reyna advirtió que los empleados que no se integren a sus labores extraordinarias sólo recibirán el pago de las horas ordinarias.

Asimismo Reyna señaló que el único camino que les queda a las autoridades es seguir dialogando puesto que de ocho puntos ya se han puesto de acuerdo en siete: el único en el que no hay consenso es en el de la rescisión del contrato.

Pero no lo están, dice Reyna, porque no violarán la legalidad de la universidad puesto que no pueden exponerse a una situación jurídica de demanda por incumplimiento de contrato.

Insistiendo en que debe hacerse un referéndum, Reyna sostuvo que los sindicalistas quieren rescindir el contrato de inmediato porque en sólo nueve días la ARS Humano ha atendido a más de mil personas. Mientras los días avanzan, agregó, cada vez más personas se sienten satisfechas con el servicio de salud.

Finalmente, Reyna aseguró que no pueden ceder el gobierno de la UASD a un grupo de «anarcosindicalistas» que han tomado a los sindicatos como un escenario ajeno porque la asamblea que ellos reúnen no representa a la mayoría.

EL FEFLAS: QUE SE RESUELVA EL CONFLICTO

Por otro lado, Danny Marcelino, presidente en funciones del Frente Estudiantil Flavio Suero (FEFLAS), llamó a todos los estudiantes de la UASD a asistir a la asamblea de profesores y empleados que tendrá lugar en el Aula Magna el próximo lunes a las diez de la mañana.

Tras indicar que intentarán movilizar a los estudiantes de San Francisco, Santiago, Valverde, Barahona y San Juan, entre otros lugares del interior, Marcelino explicó que no piensan incidentar la asamblea sino iniciar una vigilia permanente en el área de la rectoría. Lo que quieren, puntualizó, es reclamar su derecho a recibir una docencia de calidad.

Haciendo énfasis en que los incidentes que se dieron durante la asamblea del miércoles pasado fueron protagonizados por miembros de la Vanguardia Estudiantil Dominicana (VED), Marcelino indicó que ellos no están de acuerdo con este tipo de actitudes que pueden generar una situación de violencia.  Lo que sí apoyaron fue el cierre de los accesos vehiculares.

Marcelino indicó que ellos no están parcializados con ningún sector: ellos entienden que tanto los gremios como el rector tienen su cuota de responsabilidad en el conflicto y sólo quieren que se pongan de acuerdo para no afectarlos a ellos.

En otro orden, Marcelino se quejó de que muchos profesores dicen que no están de acuerdo con los paros pero los apoyan puesto que no van a las asambleas a defender su posición. Además, al no asistir a la universidad, los refuerzan aún más.

«Ellos apoyan por omisión el paro. Hoy ellos están en sus casas, mientras no hay docencia en la universidad. El 90% de las clases están paralizadas. Yo soy un estudiante de ingeniería civil y yo vine a recibir docencia pero mis profesores no vinieron».

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