Uno, de la barrica de problemas

Uno, de la barrica de problemas

Con la Barrick se ha negociado de rodillas, y quien negocia en esas condiciones lo hace de la peor manera.  La Placer Dome, beneficiaria original del contrato para la explotación de “los sulfuros” en Pueblo Viejo, no estaba vendiendo cuando la Barrick se le acercó a comprar. Y vendió bien, super bien, sobre su estimado de reservas y precios que le permitían abordar ya la explotación.

Pero Barrick compró mejor, porque estimó que los precios subirían mucho más. Y así ha sido.

Como ha sido, además, que las reservas le crecieron desde el momento en que el Estado le solicitó que asumiera el “pasivo ambiental” acumulado, sobre todo en la “Presa de cola” que resultó altamente contaminante luego de la irresponsable explotación, por décadas, de “materiales intermedios” donde llegó a prevalecer un mineral de sulfuros para lo cual no había previstas condiciones de refinamiento.

Eso, lejos de ser un castigo, como lo presentan los beneficiarios de la concesión, que asumieron “su costo, arregañadientes, en un 50%, avanzándole al Estado la otra parte a cuenta de regalías”, porque ella, la presa de desperdicios altamente contaminantes contiene, licuados, los mismos elementos “polimetálicos” que se han de explotar en la mina propiamente dicha: oro, plata, cobre, ácido sulfúrico y todo el recuperable mercurio que se precisa para el proceso de separación de esos metales.

Otro elemento del “pasivo ambiental” que asume la Barrick “en un 50%” es la reforestación de las zonas explotadas en sus óxidos, materiales intermedios y sulfuros por la empresa estatal irresponsable que dejó a cielo abierto aquella cantera de contaminaciones.

Pero sucede que los estratos sujetos a la nueva explotación son precisamente los sulfuros, los que están a cielo abierto, y es después de su explotación que cabe la reforestación, no antes, ni dos veces.

Acontece también así con la planta de tratamiento de los caldos de cola que es necesaria para procesar los residuos de la nueva explotación y que ha de empezar con los residuos de la anterior, extrayendo materiales refinados casi de inmediato y quién sabe si economizándose o reduciendo otra “Presa de cola”, propia, que está previsto construir para dar inicio a las nuevas operaciones.

Todo ello significa un aumento, tal vez ligero, de las reservas, por cuya explotación no ha de pagar la Barrick, sino que cobrar.

De esas cosas habló el pasado lunes en el programa de TV Uno+Uno el señor Fernando Sánchez-Albavera, quien después de 17 años como funcionario de la Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas, donde llegó a ser director de la División de Recursos Naturales e Infraestructura, se ha retirado a Cotui para ser director gerente del nuevo proyecto de Pueblo Viejo.

Y al hablar, asumió un tono de víctima de la tiranía que impone la sistemática exigencia de los gobiernos, cuando es claro que la estratificación de la mina es la que impone a quien explote los sulfuros el pasado ambiental acumulado.

No sus consecuencias, porque ellas las ha padecido y padece aguas abajo de la “Presa de cola” toda la geografía nacional subsiguiente, por infiltración o por derrames.

Quedan por ver otras muchas cosas, como el régimen de depreciaciones, y más que nada el apalancamiento de la inversión, donde es de temer ligerezas mayores.

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