Bruno Odos , uno de los dos pilotos franceses que se deslizó fuera de la República Dominicana en circunstancias misteriosas después de haber sido condenado por tráfico de cocaína , llega al palacio de justicia de Marsella a comparecer ante un juez el 3 de noviembre de 2015. Los dos pilotos que huyeron de la República Dominicana fueron detenidos y en prisión preventiva en Francia formalmente . AFP PHOTO / BORIS HORVAT
MARSELLA. Bruno Odos, uno de los dos pilotos franceses fugado de República Dominicana para eludir una condena por narcotráfico, compareció el martes ante la jueza francesa a cargo de la investigación sobre un vasto tráfico de droga, denominado en Francia «Air Cocaína».
Condenado, como su colega Pascal Fauret, a 20 años de prisión en la República Dominica, de donde huyó antes de su proceso en apelación, Odos, de 56 años de edad, se encuentra de nuevo frente a un juez, esta vez francés, tras nueve días de libertad y una noche de detención en Francia.
Identidad, precisiones sobre la manera como se desarrollaban los vuelos sospechosos: el interrogatorio llevado a cabo por la jueza Christine Saunier-Ruellan, que instruye la causa desde febrero de 2013, durará sin duda todo el día.
«Las preguntas serán muy generales» en esta primera audiencia desde que los pilotos llegaron a Francia, dijo a la AFP su abogado, Jean Reinhart.
La jueza decidirá también si Odos puede recuperar la libertad, eventualmente bajo control judicial, el martes por la tarde, o si será mantenido en detención durante la investigación.
El otro piloto, Pascal Fauret, de 55 años, detenido también el lunes de madrugada, será interrogado por la jueza el miércoles. Ambos son objeto desde su fuga de una orden de detención internacional emitida por la justicia dominicana, pero parecen estar definitivamente lejos del alcance de ésta, dado que Francia no extradita a sus ciudadanos.
Una condena definitiva en República Dominicana podría ser un obstáculo para que sean juzgados en Francia, dado que nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito.
Pero ese principio no se opone hasta ahora a la continuación de la investigación en Francia, precisó Reinhart.
Las declaraciones ante la justicia francesa de los dos pilotos alimentará el legajo ya grande de esta causa por tráfico de droga, abierta a principios de 2013 en Marsella a raíz de informaciones sobre el «comportamiento sospechoso» de pasajeros de un Falcon 50 que aterrizó un mes antes en Saint-Tropez.
La justicia sospecha que los pilotos y dos otros franceses, Nicolas Pisapia y Alain Castany, también condenados en la República Dominicana y que siguen estando en ese país, de haber importado cocaína a Francia oculta en decenas de maletas cargadas en ese jet privado. Varios vuelos de ese avión, fletado por una firma de alquiler, SN-THS, son sospechosos para la justicia francesa.
Un aduanero, que recibió el avión en cuestión en diciembre de 2012, es también sospechoso.
Un empresario, Franck Colin, que reconoció haber fletado el avión, se encuentra detenido también.
Dos directivos de la fueron detenidos pero la justicia los liberó bajo control judicial. Además del tráfico, la jueza se interesó incidentalmente a tres vuelos en jet privado fletados por SN-THS y contratados, por cuenta del expresidente francés Nicolas Sarkozy, por la firma Lov Group de su amigo Stéphane Courbit.
Según el periódico Journal du Dimanche, una geolocalización del celular de Sarkozy fue pedida en ese marco, por lo que el expresidente protestó el martes en declaraciones al diario Le Parisien/Aujourd’hui en France.
«¿Creen ustedes que se geolocaliza al jefe de la oposición, se escuchan sus conversaciones por teléfono (…) sin que la ministra de Justicia sea informada?», planteó Sarkozy. «¿Y si la ministra de Justicia está informada, no habla de ello con el presidente?», prosiguió Sarkozy.
«Yo no tengo más derechos que los otros, pero tampoco menos», recalcó. Esta parte de la investigación sobre un eventual abuso de bienes sociales fue trasladada después a la fiscalía financiera de París.