El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, calcula que desde el inicio de la guerra en Ucrania hace un mes por la invasión rusa han llegado a España unos 80.000 refugiados de ese país.
Escrivá puntualiza que los refugiados ya documentados y los que tienen cita previa para hacerlo suman unas 40.000 personas, pero que otros muchos están con familiares y amigos. «Cuantificar esto es complicadísimo, pero podríamos estar hablando de hasta 80.000», estima el ministro.
Jose Luis Escrivá señala que aún no se sabe cuántos refugiados se instalarán en España y explica que «todo dependerá de la evolución de la guerra, de su duración y de la decisión de muchos ucranianos de quedarse en zonas cercanas a su país por si pueden volver».
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Los refugiados se concentran sobre todo en Cataluña, Madrid, Valencia y la provincia de Málaga, zonas donde ya había una importante colonia ucraniana, y todos, según el ministro, tienen derecho a alojamiento, manutención, sanidad y educación.
Las administraciones local y autonómica que tengan sobrecoste por ese hecho, subraya, recibirán financiación extra procedente de los fondos europeos.
De los refugiados llegados, según los datos del ministro, el 40 por ciento son niños y el 60 por ciento, adultos. De ellos, un 75 por ciento son mujeres. Más de la mitad tiene estudios superiores aunque es posible que ese porcentaje varíe porque ese colectivo corresponde a los que tienen más recursos y les era más fácil salir del país.
Pide «empatía» con Marruecos
Respecto al giro de España sobre el Sáhara y Marruecos, Escrivá afirma que el Gobierno «lleva muchos meses trabajando» de forma «discreta y era cuestión de tiempo que se restablecieran plenamente las relaciones, pero lógicamente son cuestiones que exigen total discreción, aunque ya se vislumbraba una cierta normalización».
«Por ejemplo -agrega el ministro-, hace algunas semanas que había bajado la llegada de migrantes a Canarias».
«Debemos tener empatía con Marruecos, que está junto a países que le provocan una gran presión migratoria, y hay que valorar su comportamiento. Yo siempre intento pensar qué ocurriría en Canarias, o en Ceuta y Melilla, si Marruecos no tuviera la actitud y los recursos desplegados para que esto sea así», argumenta.