En otros momentos he explicado que Estados Unidos se convirtió en primera economía mundial por el volumen de la misma en 1872 y que, sin embargo, no pasó a ser realmente la economía más influyente sino hasta terminar la Segunda Guerra Mundial, siendo la única gran economía que había quedado intacta asumió la misión de rescatar a casi toda Europa, al menos aquella que no había quedado bajo la influencia soviética. La Conferencia de Bretton Woods en 1945, en las afueras de Washington, creo un sistema internacional basado en el dólar. Fue el comienzo del predominio absoluto de los Estados Unidos en la economía mundial. En 1973 el dólar se depreció en 15% y perdió la convertibilidad en oro, don preciado por el que se había convertido en moneda central. No obstante, siguió siendo el símbolo monetario alrededor del cual se movió el mundo económico internacional.
Los tiempos han ido cambiando. Estados Unidos es y seguirá siendo una potencia económica de primer orden pero su poder e influencia se ha erosionado. No es que, como vaticinan algunos, el país camine a menos, es que han surgido nuevos actores con pujante influencia económica global que van ocupando sus espacios. China, desde hace dos años, es la primera economía del mundo por su volumen – así lo reconoció el FMI -, va conquistando espacios y accionando para tener cada día más una mayor cuota de influencia e incidencia. A la vuelta de unos 20-25 años los pronósticos apuntan a India como segunda economía desplazando a Estados Unidos a un todavía honroso tercer lugar desde el que no se vislumbra que lo puedan mover.
Hoy la política norteamericana parece dirigirse a cierto aislacionismo y a renunciar al liderazgo al libre comercio. Europa y otros aliados están muy preocupados y China muy ocupada en conquistar espacios. Potencial político y económico tiene para ello y lo está utilizando rápidamente. El presidente XI Jinping se erigió en Davos, el 17 de enero, como el nuevo paladín de la globalización económica, el libre comercio e, incluso, de la defensa contra el cambio climático. El premier Li Keqiang dijo a la canciller alemana que ambos, China y Alemania, en los actuales “momentos de incertidumbre” deben ser los garantes de la “estabilidad del sistema económico internacional”. En un artículo para Blommberg Businessweek el mismo Li dijo que es China quien “ofrece un ancla de estabilidad y crecimiento con su mensaje consistente de apoyo a las reformas, apertura y libre comercio”. “Seguimos convencidos de que la apertura económica beneficia a todos, en casa y en el exterior”. Frente a las limitaciones de la ONU China ha ofrecido respaldo, financiamiento y hasta tropas. Fundó un nuevo banco de desarrollo – el BAII –, que ya se le ve como competencia del Banco Mundial, y trabaja en una red de infraestructura de interconexión mundial, la “Nueva Ruta de la Seda”. Aporta a América Latina más recursos que Banco Mundial y BID juntos.
Sí, China da pasos agigantados. Estudien mandarín.