Un viaje al  gran pasado de PUCMM

Un viaje al  gran pasado de PUCMM

Su objetivo es narrar la historia de 50 años de vida de una institución pero a través de sus imágenes y textos es posible apreciar el comportamiento general de la sociedad dominicana y parte del desarrollo global porque la mayoría de sus protagonistas y actores ha trascendido el mundo.

Tras cada página hay fotos y nombres que se han hecho familiares por su presencia constante en la televisión, pronunciamientos en radio o prensa escrita o por la excepcional calidad que los ha hecho sobresalir en sus profesiones y especialidades.

El Álbum Cincuentenario 1962-2012 de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra se puso a circular hace apenas una semana y la edición, auspiciada por Banreservas, debe estar al agotarse porque miles de egresados, profesores, vicerrectores, obreros, secretarias, choferes, jefes administrativos y docentes quieren evocar esos nostálgicos comienzos y volver a verse en esas tempranas fotos de sus años más jóvenes, resplandecientes pese a ser en blanco y negro, cuando se estrenaban como estudiantes o maestros en aquel Santiago que se abría al conocimiento recibiéndolos desde el interior, como bachilleres, o llegados del extranjero finalizando posgrados para incorporarse como docentes al naciente organismo que debutaba en la educación superior privada.

El reconocido historiador, escritor, pintor y catedrático universitario Danilo de los Santos rescató fotografías postergadas en portafolios familiares, desempolvó archivos documentales, revivió colecciones artísticas, investigó en cajones de papeles inactivos y construyó el impresionante recuento de las Bodas de Oro de esta Universidad más allá de sus valiosos aportes educativos, científicos, económicos, sociales, culturales y de su singular comunidad que ha permanecido unida.

Desde la elegante indumentaria de Ana Tavares de León, Caperusa Díaz de Almonte, Consuelo Imbert de Jorge, Claudina Tavares de Pastoriza, Ana Antonia Álvarez de Haché y Margarita Luna de Espaillat hasta “egresados líderes” como Abel Martínez, Tom Lluberes, Adriano Miguel Tejada, Aura Celeste Fernández, Bruno Rosario, Eduardo Trueba, Giuseppe Bonnarelli Schiffino, Francisco Domínguez Brito, Guillermo Moreno, Julio César Castaños Guzmán, Miriam Germán Brito, Mariano Rodríguez Rijo, Susy Pola, Rafael Emilio Yunén y otros cientos, los ojos no se alejan de esta publicación que es además deleite, evocación, enseñanza.

De los Santos escribió cuanto aconteció en el principio y llegó hasta 2012 pero es probable que pocos estén reparando en sus ricos, profundos, sustanciosos relatos porque muchos buscan adivinar y adivinarse en esa sobreabundancia de ilustraciones tan espléndidamente conservadas, en el caso de los fundadores, o con tanta luz, color, brillo, ajuste, perfección, las del presente.

Agripino Núñez Collado, rector desde hace 49 años, es mostrado desde sus años mozos, casual o formal, solemne o relajado, felizmente deportivo pedaleando  una bicicleta, entregando diplomas, tomando juramentos, firmando acuerdos. Es, de los precursores, el único activo. Originalmente fue profesor y luego vicerrector.

Está todo el alto clero nacional, el de aquellos comienzos y el actual pues la universidad es católica y además fue fundada por la Conferencia del Episcopado Dominicano el nueve de septiembre de 1962 haciendo honor, con su denominación, a una encíclica del papa Juan XXIII. Allí están por tanto  los nuncios que han representado al Vaticano en la República en ese medio siglo.

Protagonistas. Miguel Sang, Tomás Pastoriza, Vicente Rubio, Flavio Espinal Hued, Alejandro Grullón, Víctor Espaillat, José Ángel Simón Zouain, Jorge Gobaira, Juan Antonio Haddad, Caonabo Almonte, Ramón Lorenzo Perelló, Francisco Augusto Lora, Orlando Menicucci, Juan Ferrand, Juan Cestero, Manuel José Cabral, Julio C. Estrella, Rafael Eleazar Cáceres, Juan Guillermo Franco, José María Hernández, Ramón García, Mercedes María Estrella, July Bisonó, Ramón Antonio Jiménez  adornan con su fisonomía las historias como catedráticos, colaboradores, estudiantes, graduados, miembros de juntas o grupos.

En esas calidades están Luis Gómez Cárdenas, Obdulia Estrella, Luis Crouch, Gabriel Aldebot, Mario Peralta, Jorge Rincón, Ramón Flores, Eduardo Latorre, Rafael Acevedo, Frank Moya Pons, Federico Carlos Álvarez, Luis y William Arthur, Mario Bonetti, Miguel Ángel Heredia, Dámaso Bello, Luis Bircann, Julio Cross, Norma Castillo, Iván García Guerra, Sonia Guzmán, Armando Hoepelman, Rafael Martínez, las hermanas Joaquín, Fernando Pérez Memén, Dinápoles Soto Bello, Asunción Comas de Midence, Apolinar Núñez, Rafael Veras, Pedro Borrell, Pedro Porrello…

Los padres César Hilario y Vinicio Franco, como autores de letra y música del Himno de la Ucamayma, y Herminio Alberti, Francisco González (Chico), Martha Beato, Zaidy Zouain, como actores y actrices; Federico Villamil, Jesús (Piño) Portela, Guillermo Caram, Miguel Gil Mejía, Zoila Valdez, Juan Jorge y otros miles, como catedráticos.

El personal administrativo es un desfile interminable: Iris Pérez, Miriam Cerda, Natalia Benoit, Edmundo Pichardo, Matilde Thomén, Lourdes Escuder de Núñez, Emigdia Ramírez, Alberto Howellemont, Xiomara Pimentel, Gilberto Lora, Lucy Dalmau, Lourdes Beato, Alicia Guerra, Milito…

Sacerdotes aún activos, como Richard Bencosme, y otros que  después colgaron sotanas como Macario Aparicio Palanca, Job Luis Blasco Urigen, Emilio Lapayese del Río, están ahí luciendo todavía sus hábitos al igual que los padres Juan Montalvo, Felipe Arroyo, Luis Oraa y otros.

Grandes coloquios a los que asistieron intelectuales de la estatura de Max Henríquez Ureña, Ramón Francisco, Freddy Gatón Arce, Pedro René Contín, María Ugarte, Alberto Baeza, Lupo Hernández, Héctor Incháustegui, Mariano Lebrón, quedan tan ampliamente consignados como las “novatadas”, reinas universitarias y tunas, los grupos de baile y cantos, primeros vehículos para transportar estudiantes y empleados. Una extensa galería de “Inolvidables”  conforma esta novedosa publicación a la que no han escapado gobernantes que han tenido que ver con sus momentos más significativos, y los doctorados Honoris Causa desde los otorgados a Flérida de Nolasco y Heriberto Pieter hasta los de  Carlos Fuentes y el cardenal Martínez Sistach.

Las biografías de muchos, lo hacen útil, valioso. Es también himno a la unidad porque ningún miembro de esta familia que se formara allí quedó excluido,  están los egresados de todos los años, de todas las carreras, de todos los recintos.

La obra tiene 579 páginas, mide 11 pulgadas de ancho por 13 y medio de largo. Pesa 10 libras.

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