POR MANASÉS SEPÚLVEDA
Redactor de Hoy
El urbanista español Jordi Borja dijo ayer que las ciudades tienen que realizar proyectos y actividades que la posicionen en el mundo, para hacerlas atractivas o competitivas pero que tengan efectos de integración sobre su territorio, para evitar que el desarrollo sea excluyente.

Borja dijo además que en muchas ocasiones hay proyectos desarrollistas que disparan los precios del suelo, desalojan a los residentes habituales de los lugares y causan otros «efectos no queridos».

«Si se hace una operación en el Centro Histórico y no se toman medidas, normativas, lo que va a ocurrir es una exclusión de la población residente», explicó Borja que participa como conferencista en el Primer Congreso Santo Domingo 2015, auspiciado por el Ayuntamiento del Distrito Nacional que se desarrolló ayer en el hotel Meliá.

Borja tocó el tema «Ciudades Frente a la Globalización» que versó sobre los efectos de la globalización sobre las ciudades.

«América Latina es el lugar del mundo donde la desigualdad social es mayor, no digo que la pobreza es mayor, sino la distribución del ingreso», dijo.

Agregó que el 50% de la población urbana vive en situación de marginalidad y que una adecuación no competitiva a la globalización puede llevar a que haya un diez o un quince por ciento muy globalizado en alto nivel, otro veinticinco por ciento en niveles medios, pero después la mitad de la población «mal pagada, mal formada, viviendo en la marginalidad».

Expresó que en América Latina las ciudades son a la vez un lugar de oportunidades y «bombas de relojería» que pueden explotar socialmente en cualquier momento»

Abogó por un replanteamiento  o contrato entre la ciudad y su entorno con el Estado para definir proyectos estructurales y mejora de los servicios urbanos.  «Generar una especie de consorcio entre el Estado y la ciudad real para un desarrollo equilibrado», expresó.

Dijo que es necesario implementar los proyectos de mejora urbana para el malecón, los habitantes a orillas del río, en el Centro Histórico, en los barrios y crear un clima de buen ambiente urbano difundiendo las propuestas  entre la sociedad y hacer algunos proyectos emblemáticos que aumenten la autoestima ciudadana.

Indicó que la lógica de la globalización es utilizar la ciudad como plataforma y generar enclaves.  «Las ciudades  tienen que encontrar un compromiso entre algunas actividades que la posicionen en el mundo, que las hagan atractivas o competitivas pero que tengan efectos de integración sobre su territorio», explicó.

Advirtió que los circuitos turísticos pueden ser potentes en un momento dado y cambiar mucho antes de diez años.  «Cuando se hace una operación urbana exitosa esta tiene efectos perversos.  Piensen cada vez que plantean una operación no solamente tienen que saber si sale bien sino cuáles son los efectos perversos puede tener para proveerlos», dijo.