Urge frenar el desenfreno

Urge frenar el desenfreno

El presente proceso electoral ha permitido ver más claramente la peligrosidad de  este gobierno y su partido/corporación, constar que  han establecido una orgía de poder que tiende a ser absoluto y, por lo tanto, a ser absolutamente corrupto. Una orgía donde se ha concentrado y usado todo tipo de medios para tratar de perpetuar un poder  que está arrastrando a esta sociedad hacia una parálisis moral que hace metástasis en todo su tejido social.

Nunca como ahora habíamos tenido un grupo gobernante tan voraz y avasallante, que con tanta impudicia haya hecho un uso tan abusivo de los recursos del Estado para tratar de imponerle a la población un binomio electoral, esta vez integrado por la esposa del presidente en ejercicio y un candidato que en una ocasión denunció el carácter espurio y avasallante del poder de ese presidente y que hoy lo usa para promover su candidatura.

Esa circunstancia obliga a una lectura sobre el significado político, económico, social y moral de la presente coyuntura electoral y de las consecuencias que podría tener su desenlace para el futuro del país.

En lo político, de ganar el candidato del partido/corporación, se incrementaría la intolerancia a la libre expresión de las ideas, las intervenciones telefónicas, la vigilancia de las reuniones de carácter privado o comercial, del envilecimiento del pueblo a través de la dádiva, de los camiones militares y de la Presidencia repartiendo comidas con fines electorales y la concentración de todos los poderes del Estado.

En lo económico, seguiría, la abusiva e injusta concentración de la inversión pública en la ciudad capital, la competencia desleal del gobierno a las actividades económicas privadas, la quiebra de los medianos y pequeños productores agrícolas, el fortalecimiento del partido/corporación, a través del otorgamiento de contratas estatales a sus miembros y allegados, y el disfrute de sueldos de algunos funcionarios, muy superior a los devengados por presidentes y altos funcionarios de países altamente desarrollados.

En lo social, se incrementaría el parasitismo de los miles de activistas que viven de las nominillas del partido/corporación, la nómina del tren administrativo que cobran sin doblar el lomo, el dispendio de los subsidios clientelistas y envilecedores, la impunidad y el irrespeto a toda norma o ley; agudizaría la criminalidad, y la violencia de  género, el caos e incertidumbre del discurrir de la cotidianidad de la gente.

Las palabras del candidato del partido/corporación, ni las de sus viejos y nuevos seguidores, pueden negar esos hechos. Además de que con su silencio ha sido cómplice de todos los actos de este gobierno, ha asumido la defensa pública del mismo y se ha beneficiado de cerca de 60 mil millones de pesos de los fondos públicos invertidos en su campaña, para la compra de voluntades de periodistas hacedores de opinión pública, y para engrosar la fortuna de quienes disponen de esos dineros. No basta la mera condena a tanta impudicia, es necesario tomar partido en este proceso electoral para frenar esta desenfrenada orgía de poder.

En la presente coyuntura, la única fuerza capaz de frenar el desenfreno es el PRD, votar por éste constituye una válida razón política y una inapelable condena moral.

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