Los graves desórdenes originados el l7 de este mes en el campus de la UASD-Santo Domingo, que no deberán quedar impunes, son propicios para auspiciar un levantamiento topográfico mediante el cual se posibilite rediseñar el alto centro docente estatal.

Siempre he considerado que la UASD es la vía expedita para los estudiantes carenciados canalizar sus aspiraciones de superación y contribuir al desarrollo del país que los forma mediante los recursos del contribuyente.

Esa óptica no ha resultado observada por grupúsculos  vandálicos, que siempre han pretendido desperdiciar su tiempo y malgastar los recursos del contribuyente en desvíos procedimentales e inconductas que sabotean sus principios y fines altruistas, y que desde un principio debieron erradicarse del recinto universitario con ejemplar energía.

Contra esos asomos caóticos, empero, la UASD debe y tiene que prevalecer, y para ese alto propósito no solamente está urgida a eliminar con firmeza a las sabandijas que boicotean sus fines altruistas en beneficio del país, sino rediseñar las carreras que propicia en función de utilidad nacional en este momento estelar de crisis y de cambios que retan a la humanidad.

Tiene que constituir una tesis fundamental y urgente en la UASD determinar cuáles son las carreras que forma que se insertan en el   interés nacional, si seguir formando abogados (hay 52 mil), ingenieros, farmacéuticos, médicos, ingenieros agrónomos, o reducir las admisiones y equilibrarlas para formar profesionales en negocios, mercadeo, ingenieros de sistemas, ingenieros y químicos, en vez de politólogos, sociólogos, historiadores, filósofos, que de estos últimos disponemos de una membresía sobrancera y de cuestionable provecho   con    excepciones.

La UASD debe reflexionar en su rol mediático comprobando los aportes que con exiguo presupuesto y sin exigir más, se percibe en INFOTEP.