Urge un presidente con un nuevo perfil

Urge un presidente con un nuevo perfil

A partir del 16 de agosto del 2016, a la República Dominicana le urge un presidente o presidenta con un nuevo perfil gerencial, capaz de conducir la nación por otro rumbo, donde prime la tranquilidad social, prosperidad económica.
Históricamente el cargo de presidente, ha sido de poca importancia por la propia Constitución, que no establece ningún perfil profesional ni ético para serlo. Ya la sociedad no asimila ni acepta ese arcaico y clientelar perfil o requisito constitucional, para gobernar.
Necesitamos un Presidente con liderazgo gerencial, social y diádico, más que un liderazgo político clientelar capaz de influir en los ciudadanos sin manipulación, ni uso de prebendas. De un gobernante que atrae y cautive a la gente por sus buenas prácticas, por su excelente actuaciones responsables y ética.
Desarrolle un estilo de mando constructor de consensos, visión realista, que logre la meta del milenio, los objetivos sociales, y sea receptivo a las críticas, austero, humilde y honesto en el uso de los recursos.
Desempeño gerencial eficiente y eficaz, de resultados y soluciones a los problemas fundamentales de la nación, que administre el Estado con sentido de racionalidad y centrado en las necesidades de la gente.
Que cumpla sus promesas de campañas, que combata con firmeza y coraje la corrupción administrativa, que sea capaz de conformar un equipo de gobierno de líderes creíbles y solucionadores.
Un presidente que sepa usar la autoridad y el poder de manera combinada de acuerdo a la circunstancia que se le presente durante su gestión. La calidad de un presidente se mide por sus decisiones.
Demandamos un presidente con iniciativa, emprendedurismo y cambio, que desarrolle su plan de gobierno, que proponga al sector empresarial participar en proyectos, reformas y cambios estructurales adecuados a nuestras realidades sociales, económicas, políticas y culturales.
Un gobernante con energía creadora que haga las cosas posibles en situaciones difíciles, que tenga alma fuerte y corazón valiente para enfrentar con firmeza la anarquía, el desorden, la crisis de valores que hoy afecta a la sociedad.
Un presidente que respete y valorice la dignidad humana, sin obviar que los ciudadanos merecen respeto, que tienen sentimientos e intereses y que no pueden ser objeto de manipulación y engaño.
Un presidente tiene que ser abierto, accesible al diálogo sincero con todos los sectores de la vida nacional.

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