Hay que insistir en la alimentación saludable, sobre todo en países como el nuestro, calificado de renta alta, pese a los distintos niveles de pobreza que todavía nos marcan como una sociedad desigual, donde no todos tienen la posibilidad de suplir las necesidades básicas.
Pero como el Estado invierte mas de 30 mil millones de pesos en el Programa de Alimentación Escolar (PAE), es prudente que se proteja a los beneficiarios con una dieta balanceada que contenga los nutrientes requeridos para una alimentación saludable, que impida la obesidad y otros trastornos de salud atribuidos a la mala alimentación.
Un estudio reciente realizado por el Ministerio de Salud indica que el 31.1 por ciento de los estudiantes tiene sobrepeso y obesidad, condición que puede conducir a la diabetes y a otras enfermedades crónicas.
El estudio demostró también que más del 45 por ciento de la alimentación de los estudiantes, dentro y fuera las escuelas, es poco saludable y solo el 6.9 por ciento realiza actividades físicas.
Otro dato importante encontrado en la investigación es la poca ingesta de frutas y vegetales en la dieta diaria.
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En el segundo Foro sobre Etiquetado Frontal de Información Nutricional se trató profundamente la necesidad de la información sobre alimentación saludable a toda la población, como un derecho fundamental porque está implicada la salud y comprometido el futuro de las generaciones presentes y las por venir.
El Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (INABIE) se ha comprometido con cambiar las reglas del desayuno, la merienda y el almuerzo escolar, y ha comenzado con eliminar los llamados “néctares” que se les suministraba a los estudiantes, cargados de azúcares, colores y sabores artificiales que no aportaban nutrientes. En cambio, se suministrarán frutas y agua. El agua es un alimento que varias generaciones han sustituido por gaseosas que enferman los riñones y contribuyen con la hipertensión.
Las recomendaciones del Segundo Foro de Etiquetado Frontal, que fue también una especie de laboratorio, desde donde surgieron ideas importantísimas a partir de las experiencias que se viven en México, Chile, Perú y otros países donde la información y la advertencia nutricional mediante el etiquetado, muestra cambios de actitud en la población referida al ejercicio del derecho a saber y a la elección.
Se sugieren cambios en las cafeterías de las escuelas y colegios, lugares que deben ser regulados para evitar las comidas no saludables; que una dieta saludable debe incluir la ingesta diaria de al menos 5 frutas y vegetales; que debe ser acompañada de ejercicios, al menos una hora al día y que en los planteles se practique deportes todos los días en vez de una o dos veces a la semana como se acostumbra.
Ante la avalancha de la pandemia de las enfermedades crónicas no transmisibles, los organismos de las Naciones Unidas como OPS/OMS, la FAO, el PMA y UNICEF, se han volcado en apoyar a los países a reducir estas enfermedades y han recomendado leyes especiales como garantía de que las medidas de prevención estudiadas ya sean aplicables mediante mecanismos legales que nos obliguen a todos a su cumplimiento.
Se comienza por la casa y las escuelas: en las casas, información efectiva desde la administración y desde las escuelas con programas que garanticen la sostenibilidad de los planes que se han contemplado como efectivos para que la alimentación sirva de prevención para la buena salud.