Urgen renovación en el gobierno

Urgen renovación en el gobierno

La propuesta del doctor Vincho Castillo de una renuncia colectiva de los altos funcionarios para facilitar una renovación del equipo fundamental del gobierno, recoge expectativas que se anidan en sectores del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y entre algunos de sus aliados.

Aunque se ven escasas las posibilidades de una real renovación, analistas políticos estiman que convendría al presidente Leonel Fernández y su partido alguna maniobra que permitiera rejuvenecer un Gobierno que nació viejo hace un año y camina hacia el desgaste tres años antes de la conclusión de su período.

La renuncia colectiva

El doctor Marino Vinicio Castillo (Vincho) sorprendió el pasado fin de semana al formular públicamente una propuesta de renuncia colectiva de los altos funcionarios para facilitar al presidente Leonel Fernández una reestructuración de su gobierno, que luce viejo cuando apenas va a cumplir su primer año el próximo día 16.

La idea, expresada en un programa de televisión, fue recogida por los diarios del lunes y tuvo pocas reacciones, ya que los peledeístas no son proclives a reconocer que tengan necesidad de renovación alguna. En la opinión pública no se le ve perspectiva de materialización, pero muchos comentaristas de radio y televisión la estimaron conveniente.

Tal vez Vincho Castillo fue demasiado franco al vincular la necesidad de renovación gubernamental con la proliferación de denuncias y el crecimiento de la percepción de corrupción en el aparato gubernamental, lo que hace más difícil que sea tomada en cuenta en un partido que se cree por encima del bien y del mal.

Para el polémico abogado y líder de la Fuerza Nacional Progresista, aliado del presidente Fernández desde su primer gobierno en 1996, éste debe ejecutar “cambios drásticos en su administración” para crear nuevas expectativas. Explicó que el líder peledeísta ha dado autonomía e independencia a sus funcionarios, ya que es partidario de la descentralización, pero a veces llegan exponentes que “medio se pierden”.

Los periodistas se apresuraron a buscar reacciones entre funcionarios gubernamentales, tropezando con un muro de silencio, con la excepción del secretario de la Presidencia y no precisamente para apoyarlo, sino recordando que “es al Presidente a quien corresponde decidir los cambios de funcionarios en el momento que los considere acordes con las orientaciones de su gobierno”. El rechazo del doctor César Pina Toribio se derivó más que nada de la consideración de que hay corrupción.

Que pidan  perdón

En el caliente debate radiofónico y de Internet fue generalizado el clamor de apoyo a la sugerencia del doctor Castillo, la que coincidió con un abierto reclamo formulado por uno de los superiores de los franciscanos capuchinos, durante una rueda de prensa celebrada el domingo al anunciar las celebraciones del centenario de presencia en el país de esa orden religiosa.

Fray Santiago Bautista pidió al presidente Fernández una renovación de su gabinete, llegando a identificar funcionarios específicos y sosteniendo que “hay que poner gente nueva, porque hay personas mayores que ya debieran estar en sus casas, pidiéndole perdón a Dios, por una parte, y por la otra descansando, porque lo que están es repitiendo lo mismo y le han mentido al pueblo”.

Analistas políticos y sociales coinciden en descartar que Fernández vaya a hacer un cambio significativo en su equipo, ya que lo consideran parte de una concepción de gobierno basada en la repartición entre los integrantes del Comité Político de su partido y las cabezas de una docena de grupos políticos aliados, donde cada quien es dueño de una parcela. Se estima que a lo más que podría llegar es a un intercambio de posiciones.  El politólogo Pedro Catrain fue radical al plantear esta semana en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio que el Presidente de la nación “está en medio de una gran tensión para decidir si modifica el esquema clientelista y de corrupción, en un proceso en que la política tiene costos tan altos”. Sostiene que el discurso del doctor Fernández “se ha agotado y ha pasado al terreno de la simple simulación”.

En el mismo escenario, la socióloga Rosario Espinal descartó que tenga efecto un simple cambio “de Juan por Pedro”, creyendo necesario el envío de verdaderas señales de cambio. “De lo que se trata es de que el Presidente puede reinventar una nueva idea de su gobierno y de la política dominicana”, sostuvo. Considera que el Presidente cuenta con la debilidad de las alternativas de oposición y basado en ello podría correr el riesgo de evadir la necesaria renovación.   

Silenciosa aprobación

Entre aliados del PLD hay una expectativa de que el Presidente encuentre fórmulas para dar una imagen de renovación de su gobierno, conscientes de que el declive de popularidad registrado por la reciente encuesta Gallup-HOY se percibe en cualquier sector social. Hubo uno que bajó la voz para decir que él comparte la conveniencia de la renuncia colectiva para incentivar al Presidente a la renovación, pero sostiene que “ese es un recurso de un estadio más racional de la política en países desarrollados”.

En el mismo partido de gobierno hay también quienes creen que una forma de enfrentar el desgaste, aunque sea engañosa, es renovando los ejecutivos. Algunos dan por hecho que habrá un significativo movimiento. Advirtiendo incluso el riesgo de que puedan pagar justos por pecadores, un miembro del Comité Central peledeísta expresó que de cara a las elecciones legislativas y municipales del próximo año sería conveniente “siquiera un bulto de cambios, que de paso incluya a algunos de los más señalados, sino por corrupción, al menos por manejo inapropiado o indelicado de recursos públicos”.   

Otros consultados no sueltan prenda, pero uno aseguró que habrá rotaciones, llegando a señalar algunos por sus nombres, a condición de que no fueran citados. Los rumores circulan desde hace varias semanas, atribuyéndose las versiones a personas muy próximas al presidente Fernández.

En la opinión pública existe la convicción de que al no realizar cambios significativos en su equipo el presidente Fernández pegó un sello de viejo al período que inició el 16 de agosto del año pasado. La columna AM del Diario Libre lo recogió el pasado lunes 3 cuando señaló que el régimen “está bajo fuego y asediado por todos los frentes”, estimando que es causa de varios factores entre ellos que “El Gobierno nació viejo. Con un gabinete casi sin cambios, el Gobierno arrastró impopularidades y obsolescencia sin necesidad. Para la gente el PLD es un partido cautivo del Comité Político,  mayoría de cuyos miembros componen el gabinete”. 

Tradición balaguerista

Durante sus 22 años de gobierno el presidente Joaquín Balaguer hizo tradición la realización de múltiples cambios para las fiestas nacionales del 27 de febrero y el 16 de agosto. La mayoría de las veces se trataba de simple rotación, pero de vez en cuando dejaba sin cargo, aunque transitoriamente, a los que más habían concentrado el rechazo de la opinión pública.

Autocrático, el viejo caudillo maniobraba para convertir a algunos de sus incondicionales en chivo expiatorio. Llegó al grado en una ocasión de dejar sin funciones a su mano derecha de toda la vida entonces secretario de la Presidencia, el doctor Rafael Bello Andino, señalado como responsable de una turbia contratación energética con la empresa franco-canadiense Hydro-Quebec Sofati.

Los gobiernos que le han sucedido, tanto los de Fernández, como el de Hipólito Mejía, se han caracterizado por su poca rotación de funcionarios y renuencia a sacar de circulación aún a los más rechazados, protegidos  por su condición de dirigentes del partido oficial o aliados políticos circunstanciales. Una excepción fue la de Ángel Lockward sometido a la justicia por denuncias de irregularidades en la distribución de bonos para subsidiar el gas propano, cuando era secretario de Industria y Comercio en el gobierno perredeísta de Mejía.   

Al iniciar su segundo período de gobierno hace un año, el presidente Fernández hizo el mayor número de cambios de la etapa post Balaguer, pero sin dejar fuera a ningún funcionario de alto nivel. La rotación involucró a los titulares de la mitad de las secretarías,  Educación, Fuerzas Armadas, Presidencia, Industria y Comercio, Turismo, Trabajo, Medio Ambiente, de la Mujer y de la Juventud.

Múltiples movimientos en los mandos de las Fuerzas Armadas, y de las direcciones nacionales de  Investigación y de Control  de Drogas dieron alguna sensación de renovación. Pero el equipo económico permaneció casi intacto, lo que fortaleció la percepción de que el nuevo gobierno era “más de lo mismo”.

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