BOGOTA (AP).- El presidente Alvaro Uribe afronta una rebelión de la bancada oficialista en el Congreso, que se niega a respaldar una reforma tributaria para crear o aumentar impuestos por 600 millones de dólares que necesita el gobierno el año próximo.

El Partido Conservador, el principal aliado de Uribe en el Congreso, decidió no aprobar aumentos del impuesto a las ventas, conocido como IVA, una de las principales fuentes de recursos para obtener los 600 millones de dólares que necesita el gobierno el año próximo para financiar gastos presupuestales.

Además, algunos legisladores han acudido a diversos trucos, como ausentarse del recinto en el momento de las votaciones para desintegrar el quórum o sencillamente no asistir al Capitolio para impedir la aprobación de la ley de impuestos.

«Hay actuaciones individuales de algunos senadores conservadores que se han aliado con otros para no hacer quórum y con pretextos para asumir una u otra posición», dijo el jueves el presidente del Partido Conservador, senador Carlos Holguín, antes de ingresar al Palacio de Nariño –sede del gobierno– para una reunión de urgencia con Uribe.

«El Congreso está actuando independientemente del gobierno y no quiere aprobarle la reforma tributaria», agregó Holguín, quien señaló que sin el apoyo de los legisladores conservadores ningún proyecto de ley puede ser aprobado en las cámaras legislativas.

El senador independiente Carlos Moreno de Caro, denunció que el sabotaje proviene de un grupo de congresistas que está exigiendo al mandatario cuotas burocráticas.

«Ellos no lo dicen abiertamente, pero en el Congreso todo el mundo sabe que quieren puestos y contratos como condición para aprobar la reforma tributaria», manifestó Moreno de Caro a radio Caracol.

Pero Uribe ha dicho reiteradamente que no cederá ante «el chantaje burocrático».

También el ministro de Interior y Justicia, Sabas Pretelt, se encuentra reunido el jueves con los legisladores del Partido Liberal afines a Uribe para asegurar el apoyo a la reforma tributaria.

En medio de este complejo panorama, el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, anunció que incluso podría renunciar a su cargo si se hunde la reforma.

Carrasquilla advirtió que la no aprobación de este proyecto de ley sería un golpe para las finanzas públicas, porque el dinero que se recolectaría es indispensable para el pago de salarios, deuda externa y pensiones.

«El manejo de la situación fiscal sería extremadamente complicado sin los nuevos recursos de la reforma tributaria», dijo Carrasquilla en el Congreso el miércoles, tras el fracasar la aprobación del proyecto en el primero de los cuatro debates que debe ocurrir a más tardar el 16 de diciembre.