PISCO (Perú),  (EFE).- El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, visitó ayer la zona devastada por el terremoto que arrasó la costa peruana, donde lanzó un mensaje de solidaridad y ofreció a su homólogo, Alan García, la experiencia de su país en desastres.

Se trata de la primera visita de un mandatario extranjero a la “zona cero” del sismo de 8 grados en la escala de Richter que, por el momento, ha dejado medio centenar de muertos, más de mil heridos y 80.000 damnificados, además de daños materiales incalculables.

“Van a salir adelante”, auguró Uribe, visiblemente afectado por el devastador escenario, en la plaza principal de la ciudad de Pisco, donde visitó, junto al gobernante peruano, la Iglesia de San Clemente, donde quedaron sepultadas decenas de personas. “Les saludo con todo cariño y sabemos que vendrá la resignación de las familias que han perdido a sus seres queridos”, comentó Uribe, al vaticinar que tras la reconstrucción las localidades afectadas “van a quedar mucho más bellas de lo que eran». “Lo nuestro es simplemente un mensaje de hermandad, una señal de afecto”, agregó el mandatario colombiano, en alusión a su decisión de viajar a la zona, adonde llegó acompañado de varios ministros y autoridades de ese país con experiencia en la gestión de ayuda tras erupciones de volcanes y terremotos.

Uribe llegó a Pisco en un avión de la Fuerza Aérea Colombiana que aterrizó a las 10.05 hora local (15.05 GMT). Luego de descender del aparato, conversó con García, antes de dirigirse a la sala de crisis instalada en el aeropuerto, donde saludó a los ministros peruanos, cooperantes de la Cruz Roja colombiana y de Defensa Civil, quienes llegaron a la zona horas después del siniestro.

El jefe de Estado colombiano ofreció a su homólogo la experiencia del gran terremoto que en 1999 arrasó la ciudad de Armenia y una decena de poblaciones del Eje Cafetero colombiano, provocando 1.171 muertos y 4.795 heridos. Aclaró que hay que diferenciar entre la ayuda inmediata y la reconstrucción, al recordar que en aquella ocasión- “el esfuerzo lo tuvimos que hacer nosotros». El 61 por ciento de la financiación y el esfuerzo fue colombiano, matizó. A continuación, Uribe y García partieron hacia la plaza de armas de Pisco en una gran comitiva que paseó ante los ojos de la damnificada población que reclamaba a gritos agua y comida. En el recorrido se apreció una fuerte presencia de militares, la mayoría de la Infantería de Marina de Ancón, base ubicada en las afueras de Lima. Una vez en la plaza se adentraron en la Iglesia de San Clemente por el único arco que queda entre las dos torres y fue cuando se creó un caos.