Uribe refuerza arsenal combatir grupos rebeldes

Uribe refuerza arsenal combatir grupos rebeldes

BOGOTA (AFP).- Bombas para aviones, torpedos que despejan campos minados y lanzadores de granadas, forman parte del arsenal que la industria militar colombiana ha comenzado a desarrollar con tecnología propia, tras cuatro décadas de combate a grupos irregulares.

El principal de esos desarrollos es una bomba para operaciones aéreas, aún en fase de prueba. Con su producción local, Colombia aspira a reemplazar las bombas que actualmente importa de Israel, Sudáfrica o Estados Unidos.

“Se trata de bombas MK de alto poder explosivo con capacidad antipersonal muy propias para la lucha antiguerrillera”, según el gerente de la Industria Militar Colombiana (Indumil), coronel retirado Alvaro Villarreal.

“Estamos en la etapa de las pruebas aerodinámicas que constituyen la última fase del proyecto de ese armamento, que esperamos comercializar el próximo año”, dijo Villareal a la AFP.

Indumil estima que su producción propia de diferentes tipos de armas, munición y explosivos permite a Colombia ahorrar unos 40 millones de dólares anuales en importaciones.

Pero además se está convirtiendo un nuevo filón de exportaciones, con compradores interesados especialmente en países vecinos como Perú y Ecuador y las naciones de Centroamérica.

Las bombas tipo MK de caída libre, baja resistencia, tienen un peso de unas 500 libras y son cargadas por las aeronaves externamente.

Pero esos artefactos no son las únicas armas que Colombia comenzó a fabricar con ingeniería propia o mediante convenios de transferencia tecnológica, para enfrentar el conflicto interno.

El ‘mini-bangalore’ es quizá el más útil. Se trata de pequeños torpedos desarrollados por expertos locales para proteger de las minas antipersona a soldados y policías.

Con más de 4.800 víctimas desde 1990, Colombia ocupa —según cifras de organismos internacionales—, el primer lugar del mundo en accidentes con minas antipersona, las cuales son usadas por guerrilleros y paramilitares para proteger sus campamentos.

Los ‘mini-bangalore’ “son artefactos explosivos de pequeño diámetro y poco peso que el combatiente carga en su mochila y que le permiten, al detectar la presencia de un campo minado, detonarlas y abrir brechas que facilitan el avance”, asegura Villarreal.

“Que yo sepa de ese tipo no existe en otros países, es una idea nuestra a petición del ejército para atender ese problema puntual. Lo venimos produciendo hace dos años y su desarrollo nos tomó un año. Es bastante económico”, añade.

En el caso de convenios de transferencia tecnológica, con Sudáfrica, Indumil fabrica el 90% del lanzador de granadas MGL, un arma bastante apetecida por la guerrilla, que incluso entrega una bonificación a los insurgentes que logren apoderarse de una de ellas.

El precio de cada lanzador se redujo en un 40% y cuesta ahora 12 millones de pesos (5.000 dólares), frente a lo que se pagaba cuando se importaban.

Indumil es también desde hace poco en el único fabricante del fusil Galil, gracias a un convenio con Israel, país al cual comenzó a exportarlo este año.

Villareal subraya que los productos de Indumil tienen además un efectivo sistema de marcación.

“En el caso de los explosivos, menos de seis horas después de recibir una solicitud de cualquier investigador y con base en las muestras, estamos en capacidad de informar la historia completa de un producto”, explica.

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