Uribe y Chávez refuerzan nexos

Uribe y Chávez refuerzan nexos

BOGOTA (AFP).- La cuarta cumbre entre los presidentes Hugo Chávez y Alvaro Uribe afianzó el propósito común de transformar la convulsa frontera colombo-venezolana en un polo de desarrollo, aunque dejó en evidencia que la seguridad en esa zona sigue siendo una preocupación de primer orden.

   Tras cinco horas de conversaciones el martes en la caribeña ciudad de Cartagena, Chávez y Uribe anunciaron en rueda de prensa que a finales de este mes quedarán definidos los términos técnicos, legales y comerciales para la construcción de un gasoducto entre los dos países y que se extendería a Panamá.

   La obra, que abarcará 177 km con un costo de entre 135 y 17O millones de dólares, fue acordada por los dos mandatarios en julio pasado, y se supone que será una de las de mayor envergadura dentro de un conjunto de proyectos que buscan dejar en un segundo plano los problemas de seguridad fronterizos que acapararon la agenda bilateral en los últimos años.

   Uribe y Chávez también pactaron la elaboración de un estudio de factibilidad para construir un poliducto que recorrería entre 1.100 y 1.300 km de Maracaibo al Pacífico colombiano, para que Venezuela pueda exportar hidrocarburos al mercado asiático.

   Igualmente acordaron continuar con la implementación de interconexiones eléctricas en cuatro puntos de la frontera, de 2.219 km, una región con un alto nivel de pobreza, donde operan las guerrillas de las FARC y el ELN, grupos paramilitares, de narcotraficantes y bandas de delincuencia organizada.

   Además definieron la construcción de una carretera y Chávez expresó el interés de Venezuela -quinto exportador de petróleo del mundo con una producción diaria de 2,9 millones de barriles- en invertir en la repotenciación de una de las refinerías más importantes de Colombia

   Chávez destacó, además, que el comercio entre los dos países cerrará a fines de 2004 en cerca de 2.000 millones de dólares.

   Ambos mandatarios reiteraron que la agenda bilateral debe estar pautada por el desarrollo y las reivindicaciones sociales, y no por las acciones de los grupos ilegales colombianos en la frontera.

   La cumbre no eludió el tema de la seguridad, que fue discutido por los dos gobernantes en una reunión conjunta con sus cancilleres, y que volvió a agitarse tras el asesinato, el pasado 17 de septiembre, de seis venezolanos -cinco militares y una ingeniera de la estatal petrolera (PDVSA)-, en una emboscada atribuida a las FARC en el estado fronterizo de Apure.

   Ese ataque provocó reclamos de ambos gobiernos y revivió denuncias de sectores políticos de Bogotá de que Chávez protege a los rebeldes de izquierda, y del gobierno de Caracas de que las autoridades colombianas son complacientes con los paramilitares de extrema derecha.

   Chávez negó una vez más las acusaciones en su contra con una elocuente afirmación: «Juro por Dios y por mi madre santa que si yo apoyara a la guerrilla, no tendría cara para venir a Cartagena».

   «No vamos a permitir que operen en nuestro territorio fuerzas guerrilleras o paramilitares o de cualquier género», aseveró el mandatario, quien indicó que para ello Venezuela comprará 40 helicópteros de ataque rusos.

   Por su parte, Uribe reconoció los esfuerzos de Chávez para garantizar la tranquilidad en la frontera. «Nuestro empeño en restablecer la seguridad tiene en sus propósitos, presidente Chávez, en sus gestiones, en su compromiso, un gran apoyo», expresó.

   En otro aspecto relativo a la seguridad, los dos mandatarios negaron que pretendan desatar una carrera armamentista y coincidieron en que la compra de material bélico y aeronaves que se proyecta en ambos países, tiene como objetivo la defensa frente a los grupos irregulares.

   Uribe y Chávez, quienes se han reunido cuatro veces en dos años, tienen orientaciones políticas opuestas, pese a lo cual mantienen una afable relación personal, lo que les ha permitido desactivar varias tensiones bilaterales.

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