Entendemos como próstata grande al crecimiento benigno (o sea no cancerígeno) de la próstata. Cuando la próstata crece produce una obstrucción del conducto de la orina (uretra), que es lo que ocasiona las alteraciones al orinar. El tratamiento va dirigido a la mejoría de los síntomas urinarios y a prevenir que se deteriore la vía urinaria.
El manejo inicial es con medicamentos que producen relajación de la musculatura de la próstata o la van disminuyendo de tamaño.
Cuando estos medicamentos no mejoran los síntomas o cuando empieza a hacer complicaciones, como retención urinaria, sangrado a través de la orina o infección urinaria recurrente, se debe ir planteando la necesidad de realizar cirugía.
Dependiendo del tamaño de la próstata y recursos del urólogo cirujano, puede ofrecer desde cirugía abierta a endoscópica (a través de la uretra).
La cirugía endoscópica se realiza introduciendo equipos con cámaras a través de la uretra. Para lograr ese fin se utilizan varias energías, principalmente monopolar, bipolar, plasma y láser. La selección del tipo de energía depende del tamaño de la próstata y de las comorbilidades que tenga cada paciente. En sentido general la cirugía endoscópica implica menor tiempo de recuperación y menor dolor después de la cirugía.
La monopolar es la más difundida, sin embargo es la que tiene mayor sangrado y complicaciones, por lo que idealmente se recomienda en próstatas menores de 60 gramos y pacientes sin otras enfermedades.
Bipolar, con próstatas de 80 gramos y cirugía láser, para pacientes con otras enfermedades que le impidan suspender anticoagulantes o que se requiera tiempo quirúrgico corto.
El láser verde (Green Light), es de los tratamientos modernos el más difundido para el tratamiento de la hiperplasia prostática.
Permite resecar próstatas con rapidez y poco sangrado. Inclusive en pacientes de edad muy avanzada con sondas colocadas por retención orina, es una opción para corregir la retención orina.
La cirugía abierta sigue siendo una opción en próstatas grandes, sin embargo, en pacientes que hacen su chequeo prostático de manera regular se puede dar seguimiento a los síntomas y definir la necesidad de cirugía de manera temprana.
Existen otras tecnologías emergentes como la acua ablación, Rezum, Urolift, pero se desconoce los resultados a mediano y largo plazo de las mismas.