NUEVA YORK .— Nadie como Rafael Nadal para encontrar soluciones sobre la marcha.
Fue lo que hizo el indómito tenista español ante Juan Martín del Potro, de menos a más para imponer la fuerza de su derecha sobre la del argentino.
Convertido en una aplanadora tras ceder el primer set, Nadal venció el viernes 4-6, 6-0, 6-3, 6-2 a Del Potro en las semifinales y buscará su tercera corona del Abierto de Estados Unidos.
“La oportunidad de estar en la final y tener la oportunidad de pelear por otro título aquí significa mucho para mí”, dijo Nadal.
El número uno del mundo tomó el control de su partido con una despiadada embestida, ganando nueve games seguidos, desarticulando el prometedor envión logrado por Del Potro tras llevarse el primer parcial. Lidiando con una gripe y fiebre, Del Potro venía de eliminar a Roger Federer.
“Jugó muy inteligente desde el segundo set hasta el último momento del partido”, comentó Del Potro. “Fue muy superior”.
¿Qué hizo Nadal? Tras plantear el partido atacando el talón de Aquiles de Del Potro, el revés, Nadal entendió que por ahí no iba el camino a la victoria.
“Me fijé que no podía jugarle a su revés y busqué golpes paralelos con mi drive”, dijo Nadal sobre el ajuste que hizo. “Era un cambio que tenía que hacer sí o sí para ganar el partido. No podía jugarle tanto al revés, por ahí me estaba matando”.
“Tenía que ser un poco más impredecible”, añadió el español de 31 años.
Ganador de 15 títulos de Grand Slam, Nadal apuntará al segundo de esta temporada cuando el domingo se mida contra el sudafricano Kevin Anderson.
A primera hora, Anderson sacó provecho del diezmado cuadro que le tocó y se convirtió en el finalista con la preclasificación más baja de un US Open desde que la ATP empezó a confeccionar sus rankings en 1973. Anderson también ganó remontando tras perder el primer parcial, imponiéndose 4-6, 7-5, 6-3, 6-4 ante el español Pablo Carreño Busta.
Cuando sentenció el duelo con un passing que dejó a Del Potro petrificado cerca de la red, Nadal consumó su 15ta victoria seguida en una semifinal de las grandes citas desde que el argentino le venció en el US Open de 2009.
Nadal alcanzó la final del Abierto de Australia en enero, perdiendo ante Federer en cinco sets. En junio, se consagró por décima vez campeón del Abierto de Francia. Ahora será amplísimo favorito ante Anderson, que disputará su primera final en un major.
“Ha sido una temporada increíble, luego de unos años con algunos problemas de lesiones, algunos momentos difíciles”, reflexionó Nadal, quien debido a dolencias se ha perdido un total de nueve majors a lo largo de su carrera. “Eso por eso que este año, desde su comienzo, ha sido muy emotivo”.
El favoritismo de Nadal no solo obedecerá a su extraordinario historial.
Lo que exhibió en los últimos tres partidos ante Del Potro ratificó que ha recuperado su mejor versión, sano tras las lesiones de rodilla y muñeca que le debilitaron en 2015 y 2016. Esas fueron las primeras temporadas desde 2004 en que no solo ganó una corona de Slam, sino que ni siquiera alcanzó una final.
Todo parecía complicársele tras el primer set, en el que Nadal apenas sumó nueve winners con 10 errores no forzados. Pero le dio un vuelco radical al partido con un abrumador segundo parcial, en la que levantó la efectividad de su primer saque, del 91 por ciento tras el 60 en la manga inicial.
Su tío y entrenador, Toni Nadal, resumió el giro de esta forma: “Rafa tomó la iniciativa y tomó muy buenas decisiones”.
Del Potro, en cambio, fue incapaz de responder para seguir en pie en el torneo en el que conquistó su único título de Grand Slam, certificado con victorias ante Nadal en las semifinales y frente a Federer en la final hace ocho años.
El argentino de 28 años, jugador marcado por la adversidad con tres cirugías en su muñeca izquierda, se va con el consuelo de cerrar la temporada de Grand Slams con su mejor resultado, luego de discretos resultados a lo largo del curso.
“Estoy enojado por desperdiciar una oportunidad así”, dijo Del Potro. “Con el correr de los días, espero tener la tranquilidad de que mi juego está”.
Anderson es otro jugador con un pasado de lesiones, de todo tipo. Molestias en la cadera, pierna y el codo le costaron participar en torneos esta temporada. Una cirugía en el tobillo, además de dolencias en la rodilla izquierda, el hombro derecho y la ingle, fueron problemas el año pasado.
Esta es su 34a presentación en un Slam. Es el número 32 del ranking, pero fue el 28vo cabeza de serie en Flushing Meadows dadas las bajas de varias figuras de renombre, incluyendo lo excampeones Novak Djokovic, Andy Murray y Stan Wawrinka.
“Fue un bonito gesto que algunos ellos nos dieran una pequeña oportunidad de ir lejos en este torneo”, declaró Anderson.