USA, Cuba y el Acuerdo Militar

USA, Cuba y el Acuerdo Militar

La revolución cubana marcó profundamente la región y el continente. También alcanzó proyecciones mundiales relevantes.
El pacto norteamericano soviético, tras la crisis de los misiles en 1962, la protegió de agresiones mayores, hasta el derrumbe del campo socialista. En lo adelante, consideraciones de seguridad, y sobre todo de utilidad, llevaron a Estados Unidos a años de coexistencia con el régimen autoritario de los Castro.
Era obvio que no querían un gran desorden o brechas en su seguridad en el estrecho de la Florida. Y eso se lo garantizaba el duro régimen, que apostaba a mantener el estatus quo.
El gobierno de Obama tras años de negociaciones secretas, decidió ir un paso adelante y restablecer vínculos con el régimen comunista. Los argumentos eran poderosos: si lo hicieron con Vietnam con el que sí hubo una guerra sangrienta, porqué no hacerlo con Cuba, toda vez que el “embargo” había probado ser ineficaz.
Además, fue evidente que muchos actores de la CI estimulaban a ambos gobiernos a hacerlo. De ahí que surgiera un pacto de “transición a lo vietnamita”: una apertura progresiva, a largo plazo, controlada férreamente por el Partido Comunista y las FAR.
Los dominicanos resultamos ser los más impactados por el conflicto político e ideológico entre USA y Cuba. Con una intervención fulminante en 1965 se quiso enviar un pavoroso mensaje de disuasión: que el imperio “no aceptaría otra Cuba”. En el presente, ya empezamos a sentir las consecuencias de los cambios en la política exterior de USA con relación a Cuba.
Como es muy difícil el restablecimiento pleno de relaciones sin resolver la cuestión de la devolución de Guantánamo, es evidente que los USA buscan en la región otro emplazamiento militar: eso explica porqué el gobierno de Danilo Medina, que por muchas razones tiene una gran vulnerabilidad a las presiones norteamericanas, firmó con gran discreción, en enero del año pasado, un acuerdo militar altamente lesivo a la soberanía y la integridad territorial de la República.
Aunque el Tribunal Constitucional afortunadamente declaró su nulidad, lo cierto es que el gobierno dominicano demostró estar dispuesto a permitir que la República- o una parte de su territorio- sea convertida en una base militar estadounidense con “plena protección diplomática”.
Peor aún, el “gobierno más popular de la historia dominicana y del continente”, en su afán continuista, probó también su disposición de hacer concesiones antinacionales y anti populares a los intereses foráneos y oligárquicos, cuyo meollo es la intrincada cuestión geopolítica del Estado Fallido de Haití. Y esas concesiones tienen mucho que ver con ese acuerdo militar antihistórico.

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