Usemos más a los sicólogos

Usemos más a los sicólogos

La inseguridad ciudadana, la violencia en sentido general, tienen raíces que las políticas de Estado han soslayado. Los factores que impulsan a los individuos a delinquir, a atentar contra seres que alguna vez fueron queridos, a maltratar la niñez y a otros arranques conductuales reñidos con la convivencia armoniosa, tienen raíces sicológicas que no son debidamente atacadas al momento de emprender contra el desajustado la acción judicial, ni siquiera como terapia complementaria de las eventuales sanciones impuestas.
Al margen de cualquier otra consideración sobre estos eventos, nos parece que el país necesita recurrir más al auxilio de la sicología para desentrañar las causas de tantas aberraciones conductuales que se dan entre los dominicanos. En este país, la carga de violencia en el comportamiento social de los ciudadanos le disputa supremacía a otras naciones de la región y del mundo.
Tenemos que adentrarnos más en la mente de nuestros ciudadanos, no sólo para evaluar los por qué de la violencia física, sino también de actitudes ofensivas y agresivas en actos como la conducción de vehículos, por solo citar un ejemplo. Las políticas estatales relacionadas con la conducta de los ciudadanos tiene que valerse más del profesional de la sicología para detectar las causales de los cambios conductuales que ponen en entredicho nuestra idiosincrasia.

Hay que frenar el abuso infantil

Las estadísticas del Hospital Infantil Robert Reid Cabral registran parte del drama que viven muchos niños en este país, como consecuencia del abuso a que son sometidos por mayores de edad. De 2015 hasta el final del primer cuatrimestre de este año han sido atendidos 390 casos de violaciones, agresiones y otras formas de maltrato. Es una realidad pasmosa para un país que se precia de civilizado. Las cifras denuncian la fragilidad de las regulaciones que pretenden salvaguardar la integridad infantil.
La falta de cohesión en la familia y factores disociadores como la irresponsabilidad paterna, entre otros, se inscriben entre las causas de este fenómeno que hace a los niños víctimas de trato abusivo o inadecuado. Hace falta trabajo continuo en la familia para detectar abusos disimulados y reponer los valores esenciales de la infancia.

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