NUEVA YORK (EFE).- La decisión del gobierno de Estados Unidos de liberar petróleo de la reserva estratégica del país no ha logrado, por el momento, calmar las preocupaciones del mercado de Nueva York por la situación de la industria en el golfo de México.

Reflejo de ello es que el precio del Petróleo Intermedio de Texas (WTI) no se alejaba con decisión del nivel de 70 dólares/barril en la Bolsa Mercantil de Nueva York (NYMEX) y el de la gasolina se elevó hasta un precio récord de tres dólares el galón (3,78 litros).

Los movimientos de precios en los contratos a futuro suelen repercutir unos días después en lo que pagan los automovilistas y también en los recibos domésticos de energía, por lo que el panorama se presenta claramente desfavorable para el consumidor.

El encarecimiento se produce además a las puertas del largo fin de semana del Día del Trabajo, que se conmemora el próximo 5 de septiembre, durante el que se estima que 28,8 millones de estadounidenses recorrerán en automóvil al menos 50 millas (80 kilómetros).

El huracán «Katrina», uno de los más dañinos de los últimos años, ha agudizado los peores temores que albergaba el mercado sobre una posible interrupción de la producción en las plataformas marinas y en la actividad de las refinerías, en momentos precisamente de elevada demanda.

Con el objetivo de apaciguar algo esos temores, el secretario de Energía, Samuel Bodman, anunció hoy que el gobierno está dispuesto a utilizar la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR), para paliar las carencias de materia prima que sufran algunas empresas.

Boldman añadió que la intención del gobierno era actuar con rapidez y que parte de los 700,5 millones de barriles almacenados en la SPR podría estar disponible incluso a partir del jueves.

Ben Bernanke, presidente del comité de economistas que asesora a la Casa Blanca, comentaba poco después que la medida tendría un efecto favorable para la industria.

«Hay refinerías que no disponen de petróleo y al permitirles retirar crudo de la SPR podrán producir más gasolina y contribuir a aliviar algunas situaciones de escasez», señaló Bernanke durante una entrevista en el canal financiero CNBC.

Preguntado por el efecto que «Katrina» puede tener en el conjunto de la economía, reconoció que va a afectar a la actividad en el área del golfo de México de forma significativa, aunque la reconstrucción puede dinamizar el empleo e impulsar la actividad económica.

«El factor clave para la economía estadounidense es lo que pase en los mercados del petróleo», afirmó Bernanke y agregó que si los daños en la infraestructura no son permanentes, «el impacto será bastante modesto».

Los economistas y los operadores en los mercados del petróleo están por tanto pendientes de conocer con más exactitud el perjuicio sufrido por las instalaciones de producción y de refinado, así como el tiempo que se tarda en recuperar una actividad similar a la que se registraba antes del 26 de agosto.

Al menos nueve refinerías en Misisipi y Luisiana, algunas de ellas con parte de sus instalaciones inundadas, permanecían hoy inactivas y otras cuatro han reducido operaciones por falta de materia prima u otros problemas, según el Departamento de Energía.

También están inactivos dos sistemas de trasvase de combustibles -Colonial Pipelina y Plantation Pipeline- que transportan gasolina, diesel y queroseno, entre otros productos, desde el suroeste hasta toda la zona atlántica de EEUU.

El problema en estos sistemas, claves para el abastecimiento, y también en algunas refinerías es la falta de suministro eléctrico.

Las compañías, mientras tanto, intensifican hoy los esfuerzos para tener una imagen más clara de los daños en sus plataformas marinas de producción y de extracción.

Todavía no se puede evaluar sin embargo los perjuicios que «Katrina» puede haber causado a la compleja red de conducciones submarinas por las que llega el petróleo y el gas natural a las instalaciones en tierra.