MODESTO RODRÍGUEZ
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La masificación del uso de tarjetas de crédito y débito que sobrepasa el millón de consumidores en el año  2007, ha hecho que sectores del comercio detallista de provisiones haya perdido entre el 20 al 35% de su clientela tradicional, según testimonios de dirigentes del área.

Mario Antonio Uceta, presidente de la Unión Nacional de Comerciantes y Empresarios (UNASE), dijo que el comercio popular ha perdido entre el 30 al 35% de su clientela tradicional por el dinero plástico.

En el sector de la Asociación de Comerciantes Mayoristas de los Mercados (ASOCOMER), su presidente, Julián Antonio Parra dijo que como se realizan compras de determinados volumenes, y al por mayor, no se vende con tarjetas de crédito ni débito, sino con dinero de circulación.

En tanto que Jovanny Leyba, presidente de la Federación de Comerciantes Detallistas de Provisiones, dijo que los colmados de los barrios todavía conservan la “fidelidad” del 80% de los consumidores que compran detallado, con el ‘cheleo’ del día a día y que en los colmados de los barrios y urbanizaciones de la clase media y alta es que han tenido que cambiar a las ventas con dinero plástico.

Pero todavía sobrevive el “cheleo”, el “ peseteo” del chiripero, obrero, ama de casa, estudiantes y empleados de medianos y bajos ingresos que habitan en los barrios de la periferia y en los suburbios que compran sus alimentos e insumos para el hogar “al detalle” y “fiao”.

Mario Uceta explicó que no sólo han perdido clientes, sino actividades de negocios marginales a la venta de provisiones como el cambio de cheques.

Dijo que  el cambio que está haciendo el gobierno central en sus instituciones, donde ya no se paga con cheques a los empleados, sino con cuentas electrónicas, también les afecta.

“Antes cuando se pagaba con cheque, los guardias, los policías, enfermeras, maestros, es decir los empleados públicos, venían a nuestros negocios a cambiarnos los cheques, y si le habíamos dado algún crédito, aprovechábamos y se lo descontábamos, pero ahora cobran con tarjetas y ese nivel de negocio ha desaparecido”, informó Uceta.

El  comerciante estimó  del 30 al 35% de los clientes que le fueron fieles en años anteriores y se han mudado a los supermercados.

“No veo  los  colmados  cobrar con tarjeta”

¿Cómo ha impactado al negocio de los comerciantes importadores esta tendencia en el consumo?        En general, la tarjeta de crédito es algo que se ha impuesto porque facilita muchísimo las operaciones. En cierto modo, para el comerciante tiene la ventaja de que no tiene que estar funcionando con efectivo que implica cierto riesgo. Ahora eso tiene un costo y me imagino que a determinados negocios  les puede afectar, como es el caso de los que operan con estrechos márgenes, que cuando reciben un cliente exigen un pago adicional entre 3 y 5% para cobrar con tarjeta.

Si pero, como instrumento,  ¿no perjudica a los comerciantes importadores en el movimiento de sus pagos?  La tarjeta de crédito tiene su pro y su contra, ventaja y desventaja.La ventaja es que facilita mucho más el consumo que el dinero efectivo, y por otro lado implica seguridad para el negocio.

¿Usted considera que en el corto futuro el comercio minorista tendrá que adaptarse a la tendencia de cobrar con tarjeta?  El colmado, que es la definición más común del negocio tradicional, yo no visualizo que a corto plazo se pueda adaptar al manejo de tarjetas de crédito, porque en cierto modo esto tiene ciertas implicaciones de codificación. Sin embargo, me atrevo a apostar que muchos colmados de esos denominados “supercolmados” o “colmadores”, más sofisticados es probable de que ya tengan el sistema de tarjetas.

Como medio de pago ¿usted prefiere la tarjeta al efectivo?

 Si porque, se corre menos riesgos a tener que sufrir un asalto, una cosa de esas por estar manejando dinero dentro del negocio, eso es así.