La decisión ya ha sido tomada. Dudo que haya personas indecisas sobre cuál voto depositar. Al fin y al cabo, hemos concurrido a más de 20 elecciones y el pueblo siempre ha cumplido con su deber de manera respetuosa, democrática, ordenada y limpia.
En muchos de los procesos comiciales ha ocurrido algo que preocupa siempre a todos los electores, especialmente a los que actúan desde la oposición: no hay problemas hasta el momento de contar los votos, elaborar las actas y enviar los datos a la Junta Electoral de cada jurisdicción.
El que le escamotearan el triunfo a uno u otro partido, debió hacer ocurrido sólo una vez, pero no ha sido así, ha faltado el castigo legal y el castigo popular.
Como por arte de birlibirloque el pueblo vota de una manera y los tramposos fabrican unos números que no se corresponden con la realidad.
Tengo para mí que lo que ocurre es que somos muy permisivos, somos muy buenos, permitimos que nos tomen de pendejos y eso no debe ser.
Mañana es el esperado día en que el país debe decidir entre la continuidad malsana de un grupo de amigos del dinero del erario y un verdadero cambio que produzca, antes que nada, una revolución moral.
Siempre digo que lo más fácil es hacer lo que está mal. Lo más fácil es pecar, lo difícil es resistirse a las tentaciones.
A todo el mundo le gusta eso que algunos llaman vivir bien. Felizmente en casa me enseñaron con el ejemplo, que quien más tiene es aquel a quien menos le falta, que mejor vive quien practica aquella sabia enseñanza de arroparse hasta donde le alcanza la sábana.
Las elecciones son formas de medir qué quiere el pueblo, cómo quiere vivir, cuáles son sus expectativas, cómo prevé su futuro.
Es ahí donde cada candidato presenta sus ofertas a fin de que el pueblo lo conozca y lo valore.
Lo que el pueblo valora es si se le habla verdad, si lo que se le oferta es posible, si hay la experiencia de que ese candidato ha tenido puestos de decisión y los usó para su beneficio o para el bien común.
Hipólito Mejía inició su carrera hacia el poder proponiendo soluciones para los problemas que afectan al país. Ha recorrido la geografía nacional con un sólo lenguaje y una misma intención: mostrar al pueblo que la esperanza no ha muerto, que se puede vivir mejor si se trabaja organizadamente y el gobierno no roba.
Mañana el pueblo escogerá entre la corrupción, la inseguridad, el desempleo y la mentira que representa Danilo, contra el propósito claro y posible de construir un país mejor, pero para todos.