Usted ¿qué hace?

Usted ¿qué hace?

Los peores problemas que dificultan el desarrollo nacional son la impunidad y la indiferencia. Cualquiera dirá: está equivocado, los principales problemas son el hambre y la marginalidad.

Otros dirán, son la inadecuada y malsana administración de nuestros recursos naturales y la injusta distribución de la riqueza.

Aquel dirá que la culpa es de la deficiente inversión en educación y la inexistente cobertura nacional de servicios de salud.

Se alegará que el desempleo crece por falta de mano de obra calificada.

Algún “científico” dirá que falta inversión para desarrollar el potencial  agrícola, ganadero y forestal.

Un “sabio” señalará que el problema se reduce a que exportamos materia prima e importamos bienes industrializados mientras tememos transformar nuestra materia prima en productos acabados.

Uno o más rectores universitarios propondrán que se destinen fondos públicos para la investigación, siempre que se  apliquen a través de la institución que maneja el proponente.

La invasión pacífica de haitianos no es problema para quienes los trajeron y  emplean, sin ellos el costo de la vida aumentaría puesto que trabajan por salarios más bajos, entonces declaremos su presencia como “necesidad nacional”

Habrá quien postule que el peor problema del país son los políticos que entienden que los puestos públicos son para  servirse, para hacerse.

De seguro que mucha gente entiende y dice que la corrupción es una lacra de siempre que no será erradicada mientras los ladrones de cuello blanco estén seguros de que no serán perseguidos.

Se señalará la inseguridad en las calles y hogares y el crecimiento de la violencia familiar.

También se hablará de criminalidad infantil y juvenil la cual, amparada por legislaciones inadecuadas, aumenta cada día.Es de esperar que un tíguere repita la ecuación según la cual Dios sacó cien en multiplicación, pero se quemó en matemáticas cuando no supo dividir, razón por la cual unos tienen todo y otros carecen de todo.

Un explotador, que nos sobran, dirá que los obreros quieren ganar sueldos y salarios como si fueran doctores y debían saber que aquí los doctores ganan como obreros.

 Alguien se quejará de que los impuestos, aranceles, tributos de toda índole, son descontados del sueldo de los empleados y que a los patronos, cuando se atrasan o emplean indebidamente lo que retienen a los asalariados, se les da una gracia para que funcione el borrón y cuenta nueva.

Mientras no haya instancia judicial seria y confiable, seamos indiferentes y aceptemos los ladrones de cuello y corbata, seguiremos montados en el carro del desastre.

Con ese rosario de verdades, no se queje cuando lleguemos al final de la montaña y volemos hacia el abismo.

No espere que los otros haga usted ¿cómo enfrenta esos problemas?

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