Entre las propiedades más destacadas de las uvas se puede mencionar en primer lugar la de desinfectante, y ello gracias a dos sustancias: los taninos y los fenoles.
Los primeros tienen propiedades astringentes y los segundos son antioxidantes, por lo que ayudan a neutralizar algunas sustancias cancerígenas.
También es diurética: aumenta la producción de orina y, por lo tanto, se eliminan ante las toxinas presentes en nuestro organismo.
Energética: ya que cuenta con azúcares simples, como la glucosa y la fructosa, fácilmente asimilables al entrar directamente en la sangre.
Remineralizante: al contener esta fruta potasio, sodio, hierro, magnesio, flúor, fósforo y calcio. Además, es rica en vitaminas A, B y C.
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Laxante: gracias a su elevado contenido en fibras.
Para sacar beneficios de esta fruta se recomienda la cura de la uva, que está aconsejada para los problemas del hígado, de bilis, renales, artritis, gota, tendencia a la arteriosclerosis, reumatismo, astenia, problemas del aparato respiratorio, estreñimiento y trastornos circulatorios.
Pero cuidado: está desaconsejada para enfermos de diabetes, úlcera gástrica y personas con tendencia a la colitis y a los cálculos renales.
Así tiene que hacerla:
– La duración no debe ser superior a tres días. No obstante, se puede repetir durante dos o tres semanas, un día a la semana.
– Se pueden tomar uvas de diferentes clases: uvas de mesa, negras, más dulces, más amargas…
– Se pueden ingerir de 1,2 a 2 kilos diarios.
El consumo se tiene que repartir en pequeñas tomas, en intervalos de dos o tres horas.
Además, hay que tomar de uno a dos vasos de agua fría en ayunas, media hora antes del desayuno, y beber dos litros de agua al día.