“¡¡¡Vacaciones!!!”

“¡¡¡Vacaciones!!!”

¡Voy a descansar!…. ¡Me merezco unos días para botar el golpe!… ¡Para respirar de los tollos de las ametsitas en las esquinas!… ¡Para descansar de los apagones que no se cansan de hacer que el consumo de luz suba, cada vez que regresa y los efectos eléctricos que arrancan de nuevo a consumir como ‘la jonda’el diantre!”… ¡El calor que me hace sudar a ‘gotas gordas’!”… Así grita abriendo los brazos nuestro amigo Píndaro, feliz porque, en los últimos ocho años nunca ha tenido una brecha para olvidarse del celular… de las llamadas ‘equivocadas’ a la casa…

“¡Estoy que no me conozco! –alardea… ¡Qué chulería poder levantarse sin tener que darle un golpetazo al despertador para que me deje dormir cinco minutos más… Sí… porque ahora se han inventado que, en el primer intento, programas tu despertador tradicional –mientras más chiquito mejor porque suena poco- y entonces tienes disponible tu celular, al cual le programas esos cinco minutos de chance para acurrucarte a tu almohada…”

“Las vacaciones, se hicieron para que tú engañes tu cuerpo y, luego de lo que tradicionalmente se llama ‘un desenchufe’, volver a los trajines y al pataleo… A bajar el lomo –aunque sea ‘un lomito’, que sólo te va a permitir recuperar el cansancio de forma inmediata… y, después: ¡A cansarte de nuevo!… Jajajajajajaja…”

“El que inventó las vacaciones, era un verdadero sabio… Parece que se sentó al borde un barranco… Le dio rienda suelta a su imaginación… Calculó su barriga vacía… Y, dijo: ‘tengo que disfrutar de comidas que durante el año mi trabajo no me deja probar… Tengo que bailar hasta ‘la amaneca’… Tengo que ver el sol salir sin tener que pensar que el escritorio, o los clientes, me van a dominar… Pero, nunca se puso a pensar que a su mente hay que darle comida también… Que, a su espíritu hay que nutrirlo, para que de él brote un sentido ‘más sentido’ de la vida…”.

“Aquí, en nuestro país, vacaciones significa ‘amarrar la chiva’ donde el que está en supuesto descanso quiere… Y… ¡nada más!… De vez en cuando, y de cuando en vez, hay que tratar de ser más sabio que el menos sabio, para elevar tu nivel intelectual hasta donde tu deseo de aprender te lo permite… Y, no hay mejor momento que en el período de tus vacaciones… Ahora, después de que nuestros hijos, o nuestros nietos, han finalizado su período de descanso de verano, nos toca a nosotros iniciar nuestro receso… La diferencia está en que, pareciera que vamos a tomar una ‘luna de miel’ con nuestro cuerpo… y, ¡con nuestra alma!…”.

¡Píndaro está más que feliz!… Su mangú con huevos fritos de la mañana, con su taza de chocolate ‘de compaña’, van a pasar a un segundo plano… Por unos días, va a disfrutar de la naturaleza abierta, porque la cerrada por los políticos del patio ya cansa y hastía… Va a caminar por calles sin temor que ‘le asalte un fullero’… Con la seguridad de que el teléfono no lo a despertar despierto durante todo el día… Su arroz con habichuelas del mediodía… un pedacito de aguacate y platanito amarillo en caldero… ¡Todo va a ser pospuesto hasta su regreso!… Ahhh… Las subidas y bajadas de la gasolina entrarán en un compás de espera, así como el tema de los inmigrantes ilegales protegidos por intereses que no dan la cara…”.

“Mis vacaciones de unos días –nos sentencia Píndaro-, serán de crecimiento espiritual… para solidificar así un futuro y mayor crecimiento material a compartir con la familia… con los amigos cercanos… y, no cercanos… Porque, al fin y al cabo, cuando la puerca retuerce el rabo es porque, por algún lado, está queriendo indicar que un descanso nunca sobra y no está de más, porque… ¡el horno no está para galleticas!… Ahhhhh….. ¡No vemos en la próxima entrega, pues para comunicarme con ustedes, siempre hay tiempooooo!!!!”.

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