Vacío de formación

Vacío de formación

Una de las mayores preocupaciones de la sociedad dominicana en estos momentos se enfoca en la creciente participación de adolescentes en hechos delictivos. Temidas bandas de menores de edad, incluso niños, han aterrorizado barrios de Santo Domingo. Las deserciones escolares, la falta de oportunidades para concentrarse en actividades decentes, la paternidad irresponsable y una epidémica disolución de familias lleva a que muchas carreras delictivas comiencen  antes de la adultez.

Entre las políticas de Estado que más rápidamente deben adoptarse con la intención de propiciar un cambio en el funesto curso que tienden a llevar muchos jóvenes se podría señalar una que lleve el propósito de fortalecer el papel e influencia de las escuelas en la formación  moral y física de los hombres y mujeres del futuro.

Deplorablemente, en este país se ha descuidado de manera considerable y desde hace ya bastante años, la práctica en el ámbito escolar de ejercicios físicos y deportes.

Además de aprender ciencias y  ocuparse de las teorías, el estudiante debe ser conducido por  una serie de actividades en las que utilice los músculos y con las que adquiera hábitos saludables y nazca en él, el interés de aprovechar sus potencialidades para disciplinas deportivas.

Mens sana in corpore sano, la máxima de Juvenal, encaja aquí.

La “cultura física” –que es como comúnmente se ha denominado en el ámbito de los planteles a las funciones  gimnásticas- nunca ha sido de aprobación obligatoria  para pasar de curso; pero de ella siempre puede esperarse que contribuya mucho a que los jóvenes terminen siendo anatómica y psicológicamente mejores.

-II-

El Instituto Nacional de Educación Física (Inefi) es el mecanismo del sistema dominicano de enseñanza que debe llevar a plenitud de presencia los programas de la educación física que en rigor deben formar  parte de la enseñanza en todos los niveles.

Aunque está dirigido por gente inspirada que quiere echar adelante,  actualmente sus recursos alcanzan solo para que en  1,200 centros educativos públicos, de un total de 6,000, los alumnos puedan practicar ejercicios físicos e iniciarse en los deportes.

El papel de este instituto debe ser extendido sólidamente, para lo cual necesita formar nuevos maestros y lograr además la actualización formativa de la mayoría de quienes  actualmente fungen como tales. 

También requiere de instalaciones, espacios adecuados y útiles imprescindibles para intensificar las prácticas que sirvan de base al desarrollo del atletismo en la mayoría de las escuelas.

Ante esta afirmación, algunos sectores se atreverían a alegar que si el Estado le ha fallado persistentemente a la sociedad en  objetivos tan elementales como dotar de aulas completas (con profesores y recursos materiales), sería demasiado aspirar a que, a mediano plazo, satisfaga la demanda de fortalecer la educación física a escala nacional.

Sin embargo, es de orden exigir una atención integral  al problema del déficit de escolaridad, resaltada por que el nivel medio de educación de la población dominicana no llega a quinto curso.  Para este país no habría un mañana seguro si el poder público no  emprende con rapidez un giro de 180 grados en el manejo de sus recursos  y convierte  la educación en el mayor capítulo de las inversiones estatales.

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