Vacuencia / vascuencia

Vacuencia / vascuencia

Desde muy atrás el dialecto de los dominicanos escogió el término vacuencia (sic). Fue una expresión que se escuchó a diestro y siniestro por los hablantes, pronunciada en la forma remarcada arriba:

– Tú sí hablas vacuencias.

– No me vengas con esas vacuencias.

Se trata de un recurso en el proceso de las intercomunicaciones para pedir claridad en el lenguaje; que se le hable de manera recta e inteligible.

Sabemos que las voces se desgastan y dan paso a nuevas formas. Hace tiempo que no escuchaba el vocablo, ni la veía escrita en este sentido. ¿Será que el término ha entrado en un proceso de obsolescencia? ¿Qué me provocó escribir este tema? Precisamente para hablar acerca de voces que se debilitan u otras que se abren paso para ganar una entrada en el léxico o aposentarse en el grupo de la familia del vocablo, que pueda aportar o ampliar el campo semántico en la entrada correspondiente.

Esto se explica por la multivocidad que puede alcanzar un uso cualquiera.

Es decir, que un vocablo puede desgastarse.

No podemos afirmar que éste se encuentra o no se encuentra ahora en un punto tal del proceso de desaparición o refuerzo. Existen razones. Sin embargo, podría desaparecer en sentido de ‘tonterías’, ‘vaguedades’…

Muchas acepciones de esta voz no desaparecían tan fácilmente. Tendremos que hablar de los vascos, de vasco-hablantes, vascongadas… va/s/cuences… Esta última entrada en el Diccionario Mayor fue lo que motivó a pergeñar las presentes líneas.

¿Cómo voy a enlazar este tópico con el de va/s/cuencia? Lo explico de inmediato. Vasco o vascón es la persona natural de la Va/s/conia, lugar de la España Tarraconense.

Más adelante el DRAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua) amplía con la presente explicación: Natural de una parte del territorio francés comprendido en el departamento de los Bajos Pirineos.

El DRAE contiene diez entradas o palabras que van desde va/s/co (ca) hasta vascuencia.

Leo cada edición del Diario Libre, sobre todo los sábados, cuya realización me permite guardar las fechas de nacimientos para el día siguiente, y así tengo un pequeño material de lectura para el domingo. Quiero decir que leo este diario -¿dije diario?- diariamente”.

El sábado 23 de enero retropróximo me trajo esta valiosa inquietud de uno de los colaboradores especiales del tabloide:

“Lo que debieron decir es que mientras los haitianos todavía mueren atrapados […] y padecen de angustia, hambre y sed […] una parte del mundo hace desfiles de moda, compran joyas […] donde se gastan millones de dólares y se habla v/a/cuencias…”

Va/s/cuencia con /s/, colocada al final de la primera sílaba, derivado de va/s/co, tiene su forma en la ordenación de sílabas y letras. Va/s/cuen/c/e, con /c/ al final (última silaba) es excepción en el sufijo en/s/e.

Estaba yo en Hato Mayor, donde viví durante dos años como Juez de Paz. Una noche visitaba a don Delfín Santos, frente a la iglesia y parque de la localidad. Llegó don Jesús Barriola y comenzamos a intercambiar (diálogo de tres).

Yo sabía que don Jesús era de la región vasca. Tocamos el tema del lenguaje y él comenzó a emplear formas de su vernáculo, su lengua natural. Nos dijo que iba a hilvanar unas frases. Al finalizar preguntó qué habíamos entendido. Contestamos que no, absolutamente nada.

Don Jesús intervino: Hablé en euskera, es decir, en vasco.

– Así presumimos, se le respondió.

Dijo algunas otras palabras… Y al llegar a la última que traía organizada en vasco, expresó: “diez” en español y estalló con una risa alegre y contagiosa, para manifestar su orgullo.

Conclusiones:

Nótese que decimos o escribimos sancristobalense, hatomayorense, bonaerense, estadounidense, con la terminación ense, para marcar con el sufijo /ense/ la procedencia u origen de alguna persona o cosa.

 No obstante, parece que los vascos se sacudieron con tales particularidades para alejarse de la forma usual del español, que termina en el sufijo ense, con /s/ en la última sílaba, pero que en vasco hace la derivación con /c/, y en la primera sílaba del modelo se omitió la /s/ del final de esa sílaba. Esto último es un aporte de la pronunciación de los dominicanos.Vayan… naderías. Al fin y al cabo son dos lenguas diferentes. Cada cual con su sistema, léxico y otras peculiaridades. Y punto.

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