Vacuna contra la depresión

Vacuna contra la depresión

MAURO CASTILLO
El principal problema tratado en nuestro centro terapéutico y de investigación, el Instituto Dominicano de Psicología (IDOPSI), durante el pasado año 2004, ha sido las peligrosas depresiones que vienen alternándose con los agobiantes conflictos conyugales, que ocuparon un segundo lugar, según lo revelaron las estadísticas. La casuística estuvo constituida por un total de 110 pacientes que culminaron su tratamiento sometiéndose a una amplia evaluación psicométrica y una completa psicoterapia, según los niveles intelectuales seleccionábamos la técnica analítica, de apoyo y en ocasión de relajación etc.

Podemos afirmar que nos encontramos satisfechos de los resultados alcanzados tomando en cuenta la buena evolución y superación de los conflictos de los distintos pacientes.

Los datos estadísticos son reveladores de la más confiable realidad al poderse constatar que el 28.2% de la población total fueron tratados por estados depresivos bien caracterizados donde hubo una ligera mayoría en el sexo femenino con 17 casos que equivale a un 15.5%, mientras que del sexo masculino se presentaron 14 casos equivalente a un 12.7% .

El maestro francés de la Psicología Henri Pieron define la depresión en su obra clásica «Vocabulaire de la Psychologie» como un estado mental mórbido caracterizado por el desánimo, el hastío, la fatigabilidad y se acompaña frecuentemente de una ansiedad más o menos notoria. Se le considera además como una forma mínima de la melancolía.

Los grandes maestros de la psiquiatría y psicología europea y norteamericana han optado por clasificar las depresiones en endógenas y exógenas. Las endógenas proceden de factores estructurales o genéticos, mientras que en las exógenas intervienen influencias del medio ambiente o socio-genéticas.

Según nuestras experiencias, basadas en una amplia casuística, hemos apreciado que prevalecen las depresiones exógenas dado la gran influencia que tienen los métodos educativos que a diario aplican los padres y los profesores en ese binomio tan significativo del Hogar y la Escuela, los cuales tienen bajo su responsabilidad en convertir a cada niño en un miembro de nuestra sociedad intelectualmente desarrollado y con un adecuado equilibrio emocional donde prevalezca una elevada autoestima y una ejemplar moral social, quién de seguro se tornará en un brillante ciudadano.

Si observamos el alto nivel de plasticidad que caracteriza a cada ser humano, podríamos en realidad prevenir cada vez más los frecuentes estados depresivos que embargan a toda la sociedad moderna convirtiendo a cualquier sujeto con trastornos del humor en un potencial suicida, según lo afirmó la OMS (Organización Mundial de la Salud) en su estudio epidemiológico presentado en el Congreso Mundial de Psiquiatría del año 2000 celebrado en París, donde se pronosticó que para ese año se esperaba un millón de suicidios con un incremento de un 10% anual (ver nuestro artículo publicado el 27 de julio del 2000 en la sección de opinión de este periódico Hoy, página 26, «Un millón de suicidios»). Ante esta real amenaza más grave que las muertes provocadas por las guerras y los accidentes automovilísticos, urge tomar medidas preventivas para evitar el aumento de los estados depresivos y deben ser las siguientes:

A) Toda la educación de un niño debe estar basada en un trato amoroso. Ya que el amor es o sigue siendo considerado el bálsamo de la humanidad y en consecuencia el más grande antídoto contra la depresión.

B) Educar siempre a su hijo con una continua valorización personal durante todo el camino del desarrollo de su plasticidad física y emocional.

C) Los padres y los educadores de las academias deben ser muy cautos al enjuiciar a los niños en el sutil camino del aprendizaje del material escolar donde existen diferencias a veces significativas en la asimilación de ese material didáctico por cada niño. Esto dependen del grado de rapidez en que avanzan los diferentes niños en cada estadio de su desarrollo, tal como lo demostró el gran maestro de la Psicología Infantil Jean Piaget. Por medio de sus valiosas investigaciones realizadas en Suiza tomando a sus propios hijos como sujetos.

El profesor no debe jamás ridiculizar un niño por su lentitud y torpeza ante sus compañeros, pues podría marcarlo para siempre lacerando su autoestima.

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