Vacuna contra la deserción escolar

Vacuna contra la deserción escolar

MAURO CASTILLO
Las jóvenes generaciones están abandonando las aulas tanto en los niveles primarios como en los secundarios de manera alarmante. Las estadísticas que ha proporcionado la propia Secretaría de Estado de Educación hace confiable esta penosa realidad.

Nos podemos preguntar si existe algún mecanismo psicosocial y psicopedagógico que pueda frenar esa estampida de la verdadera fuerza pensante llamada a transformar el porvenir de todas las estructuras desarrollistas del país, ya que serán esos jóvenes, académicamente bien preparados, quienes tendrán las responsabilidades de tomar el relevo de las generaciones envejecientes.

La experiencia adquirida durante largos años tratando niños y adolescentes afectados por este drama de la apatía y dejadez por los estudios, nos ha permitido evaluar psicométricamente centenas de niños y adolescentes y de manera objetiva hemos determinado que existen varios factores generadores de estos fracasos que si se enfrenta a tiempo ante cada educando podríamos prevenir que se siga incrementando la frustración que implica para el docente y para la familia esa dolorosa deserción escolar.

Los factores o variables que pueden influir de una manera u otra en esta actitud de abandono de las aulas son los siguientes:

A) Los bajos niveles del Coeficiente de Inteligencia (CI), que pueden incidir en cualquier alumno para la compresión del material didáctico, que tendrá como consecuencia un bajo resultado en las calificaciones de las múltiples pruebas de sondeo de los conocimientos que siempre se realizan.

B) El educando puede estar afectado de ciertos conflictos o trastornos de su personalidad, que podrían producir un comportamiento inadecuado o conflictivo dentro del aula o en el recinto escolar, que le hará objeto de expulsiones periódicas, hasta que llegaría el momento en que el propio estudiante opta por no querer volver a lo Escuela o al Colegio.

C) La variable motivación de tanto valor para crear en el educando la elevada y sublime importancia del saber y de querer ampliar sus conocimientos cada día, de anhelar ser el mejor de la clase y además haber sido estimulado y persuadido por los propios padres para el logro de metas.

D) Que el modelo educativo cultivado y aplicado por los padres desde la infancia hasta la adolescencia haya facilitado la madurez emocional, estado psíquico tan determinante para que el estudiante asuma cada día el sentido de responsabilidad que implica realizar las tareas escolares en forma regular y luego prepararse con gran pasión para las pruebas parciales y finales alcanzando las puntuaciones por encima de las exigidas para las debidas aprobaciones.

Si los padres o tutores desde los hogares cumplen con sus responsabilidades para que se alcancen estos cuatro pasos de maneras regular y sistemática podríamos afirmar que se reduciría de manera significativa el flagelo de la deserción escolar.

Para mejor cumplir el programa que implica esta vacuna contra la deserción escolar, los orientadores y psicólogos que ya están incorporados en todas las escuelas públicas primarias y secundarias de todo el país, así como los colegios privados, deben ir en auxilio de los alumnos, de los padres y de los profesores, de manera sistemática desde el propio inicio de la escolaridad, sin esperar que los síntomas típicos de fracaso se hayan arraigados.

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