MAURO CASTILLO
El ser humano está expuesto constantemente a perder su vida en minutos al cometer la imprudencia de bañarse sin saber nadar en aguas profundas acumuladas en las propias casas, como son las piscinas tan refrescantes y que se incrementan cada vez más en ciertas residencias con amplias áreas verdes, en nuestros atractivos ríos que nos convierten en una de las islas con mayores fuentes hidrográficas de todo el Caribe y finalmente en nuestras paradisíacas playas que se han creado al norte, por donde somos acariciados por el Océano Atlántico, y al Sur por el intrépido mar Caribe, cuyas tibias aguas de sus inmensas playas lo han convertido en el mayor destino turístico de todo el mar Caribe.

Este privilegio que nos ha concedido la naturaleza al tener tanta belleza que se tornan en centros de salud de valor internacional, sin embargo, tienen sus riesgos, como son las tormentas tropicales y de la vía que siguen regularmente la temporada de los ciclones tropicales, que como bien sabemos traen vientos y lluvias en abundancia, cuando suelen tocarnos.

Por todas estas conocidas condiciones de abundancia de lluvias y vientos que generan las crecidas de los ríos y la violencia del mar, se hace inminente que para evitar la tragedia de la muerte de tantos dominicanos, especialmente por ahogamiento, consideramos que se hace una verdadera necesidad de prevención, que en nuestro país se establezca, como parte del programa escolar que existe desde los niveles primarios, que se incorpore como obligatorio que todos los alumnos, dentro del programa de deportes que se inicia con la alfabetización, se haga obligatorio además el programa del  aprendizaje de  la natación desde el kinder o pre-primario..

Para esos fines, en todas las escuelas y colegios se deberán construir, conjuntamente con las canchas de voleibol, piscinas donde todos los alumnos estarán obligados a adquirir el aprendizaje de la natación, tan conveniente por ser considerado el deporte más completo para el desarrollo físico y mental de los niños; pero además todas las nuevas generaciones estarán preparadas para poder hacer frente y defenderse con sus habilidades de buenos nadadores ante las eventuales crecientes de los ríos y en las profundidades y violencia de las grandes olas del mar Caribe y del Océano Atlántico, situaciones que son inminentes cada año al llegar los períodos de los impredecibles ciclones y grandes tormentas tropicales, como fue el caso de las últimas tormentas Noel y Olga.

Esta vacuna debe cumplir pues los siguientes pasos:

PRIMERO:

Enseñar a nuestros hijos a nadar desde los primeros años, como hacen los alemanes, que aprovechan los reflejos existentes en todo niño desde los primeros meses de nacidos y logran el aprendizaje de la natación con gran facilidad.

SEGUNDO:

Hacer obligatorio en todas las escuelas primarias y colegios privados el aprendizaje de la natación de todos los niños desde el pre-primario.

TERCERO:

Llevar todo ese aprendizaje a nuestras zonas rurales, aprovechando aquellos ríos que puedan ser utilizados para construir especies de piscinas cercanas a las escuelas primarias y Elementales.

CUARTO:

Conseguir que los niños, tanto de las zonas urbanas como rurales, puedan aprender a nadar desde los primeros años de la primaria.

QUINTO:

Que la Secretaría de Educación fomente en todas las escuelas del país las piscinas o áreas de los ríos, para que los maestros entrenadores enseñen a nuestros niños a ser expertos nadadores.

Con estos programas oficiales, respaldados por la Secretaría de Estado de Educación, evitaríamos los accidentes de personas ahogadas durante las tempestades ciclónicas, así como en Semana Santa, en que todos los años se ahogan cantidad de niños,@s, adolescentes y adultos que van a disfrutar de las playas y los ríos, porque regularmente no saben nadar.