Los partidos en el poder por largos períodos tienden a erosionar sus principios y propenden a corromperse en mayor o menor grado, dependiendo de la integridad y honestidad de sus líderes.
Lo opuesto ocurre con los partidos que no acceden al gobierno durante mucho tiempo donde se produce desencanto, frustración y deserción de adeptos y el “hambre” de poder y riquezas incrementa su prédica moralista mientras permanecen en la oposición y su hambre, al ganar un proceso electoral como en el nuestro recién pasado, podría tempranamente envenenar cerebros e iniciar precozmente sus vagabunderías, necesitándose con urgencia, como ocurre con el covid19, una vacuna, porque de lo contrario, los efectos serían tan catastróficos o superiores a los de la pandemia, siendo mi sugerencia de vacuna la elaboración de contundentes y definitivos expedientes (no mamotretos) contra los salientes conocidos y los primeros funcionarios entrantes corruptos, para que vayan a la cárcel con la máxima pena posible.
Los numerosos disparates publicados sobre el covid19 han puesto en duda la consecución de un medicamento curativo y/o una vacuna contra la enfermedad. En nuestras escuelas tradicionales la asignatura favorita de los alumnos era el “recreo”.
Tal vez eso explica por qué a la mayoría de los dominicanos nos gustan las actividades “recreativas” y se corresponden con las celebraciones multitudinarias cuando se quitan el toque de queda y otras restricciones por el covid19.
Si endurecen las medidas de protección, el “hambre” de chercha y diversión será monstruosa y mi sugerencia de vacuna contra esa posibilidad, es que la disminución de las restricciones sea muy, pero muy lenta, para evitar los mortales repuntes de la pandemia.