Se define “espejismo” como imagen, representación o realidad engañosa e ilusoria y los “espejitos” son, como su nombre lo sugiere, espejos pequeños.

Los indígenas fueron engañados por los descubridores y/o conquistadores de América, cambiándoles vidrios, objetos brillosos y espejitos por argollas o pedazos de oro que ellos usaban colgados en sus cuellos y orejas.

Los nativos consideraban que tales bisuterías los embellecían y se impresionaban viéndose reflejados en esas pedrerías de diferentes colores.

Cuando vi la noticia solamente leí el titular y pensé que se trataba de un error del reportero, pero en una segunda y más detenida observación, vi que había una foto del presidente Abinader firmando un convenio con los representantes de una empresa farmacéutica inglesa para la compra de diez millones de dosis de una vacuna que no existe todavía, que no ha pasado las pruebas de efectividad, que no tiene aprobación de la Organización Mundial de la Salud, que ningún otro país ha comprado o confirmado sus reales efectos y que debe pasar por un proceso de competitividad con otras empresas fabricantes para saber cuál sería científica y económicamente más útil a la República Dominicana y el mundo y, sobre todo, que de los 40 millones de dólares comprometidos en el convenio ya se desembolsaron 8 millones aportados “por el sector privado” (¿?).

Entendí que estaba frente a un espejismo periodístico o publicitario, pero quedé convencido de que nos están tratando como indígenas (indios) vendiéndonos espejitos que ni siquiera están fabricados ni reconocidos y, peor aún, que nos quieren utilizar como conejillos de indias aprovechando la vergonzosa ignorancia de nuestros gobernantes sobre fabricación, aplicación y eficacia de las vacunas.