El 4% se convirtió en oportunidad de hacer negocios

El 4% se convirtió en oportunidad de hacer negocios

Aunque se esperaba que la inversión del 4% del PIB al sistema educativo cambiara drásticamente los indicadores de baja calidad educativa que arrastra la República Dominicana, la realidad es que todavía no se ven esos resultados, y para complicar más el panorama, los intereses en torno a ese presupuesto han crecido vertiginosamente, lo que en ocasiones distrae al Ministerio de Educación del tema sustantivo: el aprendizaje de los estudiantes.

El planteamiento es del consultor en educación, Julio Leonardo Valeirón, quien afirma que la gestión de los recursos de educación no depende solo del Ministerio, sino del Palacio, de la propia agenda del ministro de turno, así como de los senadores y de los diputados.

“Detrás de eso medran demasiados sectores, inclusive, la propia agenda de muchos empresarios. Es difícil admitir eso, pero es complejo, porque al final de cuentas, ¿Quién me ofrece los insumos?”, añadió Valeirón, quien tiene una trayectoria de 30 años en el sistema educativo.

Reformas vs dinero

“Todas estas reformas en educación, en el transcurso de 30 años y, sobre todo, a partir del 2013 cuando comienza la aplicación del 4% del PIB, se convirtieron en una gran oportunidad de negocios.

“Yo fui miembro de la Comisión de Compras y Contrataciones del Ministerio de Educación durante año y medio, y se presentaron algunas dificultades con funcionarios que hacían solicitudes con especificaciones que apuntaban a una marca y empresa específica”, afirmó Valeirón, al destacar aspectos que contradicen el propósito del aumento de recursos a educación.

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Julio Leonardo Valeirón

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Problemas con los controles financieros

Al ofrecer esas explicaciones, expresó que el 4% del PIB para educación generó otros problemas relacionados con los plazos para hacer las ejecuciones presupuestarias, y para tener todos los controles financieros necesarios.

“El gran problema es que, como el Ministerio pasó a ser un Ministerio de compras, lo distrae demasiado de su misión fundamental, todo ese lío de las compras de millones de mochilas, zapatos, cuadernos, computadoras”.

“Y llega un momento en el que, si no tenemos un sistema de distribución eficiente, como ha pasado, se pierde la inversión”.

En ese sentido, Valeirón refirió que, en una ocasión, le solicitaron al departamento de Informática 300 laptos en calidad de préstamo para realizar trabajos de investigación, las cuales entregaron nuevas, selladas, pero las baterías no servían porque tenían dos años guardadas en almacén.

Al hacer ese señalamiento, dijo que cuando tampoco se tiene un sistema de distribución eficiente, se desperdicia el dinero.

Antes y después del 4%

La inversión del 4% del PIB en la educación preuniversitaria se estableció en la Ley General de Educación de 1997. Ese porcentaje, que estaba por debajo de lo que se invertía en otros países de la región, significaba, sin embargo, un salto cualitativo para el país, pues apenas se invertía el 2% del PIB.

Su aplicación tuvo un rezago de 16 años, pues no fue, si no hasta 2013, que empezó a aplicarse, luego de fuertes presiones de la sociedad civil.

Esas asignaciones presupuestarias empezaron a ejecutarse durante los dos períodos de Gobierno del expresidente Danilo Medina (2012-2020), lo que implicó la construcción de más de 30,000 nuevas aulas, la implementación del modelo de Jornada Escolar Extendidad, entrega de computadoras a los estudiantes, así como de raciones alimenticias para desayuno y almuerzo.

Desde 2013 hasta el 2021 la inversión del 4% del PIB significó erogaciones ascendentes a RD$1,296,383.2 millones, según estimaciones del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (Crees).

Jornada Escolar Extendida: un parto prematuro

La implementación de la Jornada Escolar Extendida fue una de las estrategias del Gobierno de Medina para revolucionar el modelo educativo y mejorar los índices de calidad, extendiendo el horario escolar en el sistema público.

Valeirón entiende que las pasadas autoridades erraron en la aplicación del modelo, porque a su entender debió ser grudual, no todo de golpe.

En ese sentido, dijo que inicialmente el propósito era la entrada gradual de las escuelas a ese nuevo sistema, para ir creando esa cultura entre docentes y estudiantes.

“Se comenzó con 21 escuelas, después pasaron a 100, y luego decidieron que prácticamente todas estuvieran en jornada escolar extendida”.

“Y no fue correcto que todas iniciaran de golpe, porque la escuela tiene una cultura organizacional, y el maestro no estaba preparado para eso. De manera que no se creó la dinámica que era necesario crear paulatinamente, para que ese cambio se tradujera en resultados positivos en la calidad de la enseñanza”.

El proceso se abortó muy rápido y se cayó en una situación de una escuela muy costosa, solo por el componente de la alimentación de los alumnos, dijo el experto.

Asimismo, señaló que para muchos alumnos ese modelo significó tener un buen almuerzo, “pero la escuela no está para eso”. Sin embargo, reconoce que las evaluaciones apuntan a que hay una tendencia hacia la mejoría en los estudiantes, porque con todo y las dificultades del modelo, el alumno tiene más horas de clase y eso ya es de mucho valor.