El proceso de validación de candidaturas para las elecciones congresuales y municipales de mayo próximo viene a llenar una necesidad en cuanto a hacer valer cada uno de los requisitos de transparencia para las nominaciones. También obliga a los partidos políticos a respetar cuotas de género y el derecho a elegir y ser elegido entre sus miembros. Es un aporte al fortalecimiento de la democracia representativa desde su mismísima raíz.

Sin embargo, en la actual campaña la Junta Central Electoral parece sometida a presiones que tienen que ver con el número de casos a decidir y el poco tiempo para hacerlo. Un ejemplo de esas presiones es que entrado el mes de abril, aún no han sido impresas las boletas, entre otras cosas  porque primero hay que diafanizar el aspecto de las candidaturas. En la campaña pasada, para marzo ya las boletas estaban impresas.

La experiencia deberá servir para redefinir plazos y procedimientos para evitar prisas innecesarias. Cuando el proceso contencioso concluya le tocará a la parte administrativa actuar con premura para la impresión de las boletas y las eventuales correcciones que sean necesarias. El cronograma de ejecuciones parece haber llegado a un cuello de botella que debemos evitar en lo adelante. Por lo demás, el proceso sin duda beneficia la democracia desde sus raíces.

Un merecido reconocimiento

Rafael Molina Morillo ha escrito segmentos importantes en la historia del periodismo dominicano. Empezó a hacerlo en tiempos de fiera intolerancia. Fue fundador y director de  la revista ¡Ahora!, cuyas instalaciones fueron dinamitadas en 1966, y luego del vespertino El Nacional, dos de los medios más combativos en la defensa de las libertades públicas. Fue director de los diarios El Caribe y Listín Diario, y actualmente desempeña esa posición en El Día.

Molina Morillo, que además de periodista es abogado y diplomático, ha sido un agudo  comentarista de radio y televisión, concentrado mayormente en los temas de mayor interés para la vida de la nación. Ha sido, además, un destacado formador de comunicadores sociales. Al otorgarle el Premio Nacional de Periodismo 2010 se está reconociendo el mérito de un ejercicio periodístico dedicado a la defensa de  los mejores valores y principios de nuestra sociedad.