)Valió la pena la espera de informe del censo?

)Valió la pena la espera de informe del censo?

La Oficina Nacional de Estadística (ONE), atrapada en el pasado, acaba de sacar el primer volumen con los datos definitivos del VIII Censo de Población y Vivienda, tras reiteradas promesas. Ha tenido un escaso impacto en la opinión pública, debido a su poca importancia.

El documento contiene once cuadros, algunos de los cuales se habían dado a conocer con anterioridad. Apena que se durara tanto tiempo en la elaboración de un informe con tan pocas informaciones. No trae, a ciencia cierta, nada interesante, salvo informaciones sobre el analfabetismo y el estado conyugal.

El retraso en la entrega de las informaciones es una expresión más de la desidia con que se ha manejado el organismo en el gobierno de Hipólito Mejía. Se informó que los datos del censo se divulgarían a principios del año pasado, luego en diciembre y, finalmente, en el primer cuatrimestre de este año. Todas las promesas fueron burdamente incumplidas.

Los datos definitivos se quisieron utilizar con fines politiqueros durante la campaña reeleccionista del presidente Mejía, pero no se hizo. Se anunció que el informe se publicaría a unos días de las elecciones, pero de buenas a primeras se retiró la invitación, sin razón convincente, a los medios de comunicación.

Llama poderosamente la atención que la ONE, de forma irresponsable, no menciona el nombre de Datocentro, empresa contratada, sin concurso, para el procesamiento de los datos. Sólo se refiere a una «empresa local».

En el documento no está explicado detalladamente cuál fue la metodología usada para hacer los ajustes de la población no censada, aunque se dan algunas pautas generales.

El informe, de 242 páginas en papel satinado, sólo tiene datos por municipios en el aspecto de población por sexo y condición de mayoría de edad.

A pesar de que el documento se corrigió en múltiples ocasiones, las páginas 102 y 103 son las mismas, lo que revela falta una supervisión rigurosa. )Qué pudo ocasionar esa repetición de esa página?

Durante este gobierno se esperaba que la ONE saliera del marasmo en que se encontraba. La chapucería del censo del 2002, el peor de la historia, hundió a la institución en el desprestigio y en el peor letargo.

En cualquier país mínimamente civilizado, además del informe general, ya se hubieran divulgado los volúmenes temáticos.

Es difícil que este gobierno publique esos informes. Esa es una tarea que le corresponderá a la administración que presidirá Leonel Fernández a partir del próximo 16 de agosto.

El informe no admite, ni siquiera sutilmente, las graves dificultades que hubo en la capacitación y la cartografía. El que lee la parte titulada «Aspectos metodológicos» percibe que fue un censo «modelo», aunque todo el mundo sabe que estuvo, desde sus inicios, salpicado de torpezas e improvisaciones.

En conclusión, no valió la pena tanta espera para ofrecer un informe con tan escasas informaciones. Eso es una prueba de la mediocridad y la falta de pericia con que se ha manejado la ONE en este gobierno, lo cual no sorprende a nadie. Se trata de su sello característico.

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