Valioso juicio de Pepín

Valioso juicio de Pepín

En el transcurso de inaugurar la I Feria de Emprendedurismo el día doce de este mes, dedicada al empresario José Luis Corripio Estrada (Pepín) este, como siempre, aprovechó la ocasión para expresar juicios de valor en función de consejos prácticos a los diletantes en el mundo empresarial.

Consejos que surgen de la experiencia detrás de los mostradores primero y los escritorios después, con la conducción inicial de don Manuel Corripio, su progenitor, que ojo avizor, como son los de todos los que comienzan desde cero, le mostró no pocos secretos simples del manejo empresarial.

Experiencias que los pichones de empresarios tiene que valorar en el proceso en que comiencen a “emplumar” y les crezcan las alas, para volar en un ambiente en que la competencia, competitividad, esfuerzo sin pausas, honrar los compromisos y la excelencia, son factores determinantes para triunfar, no pretender subir de un salto todos los peldaños para escalar la cima.

Las prisas en todos los menesteres de la vida aseguran es infértil por plebeya, y en ese contexto, Pepín Corripio se decantó exponiendo que se aprende con los golpes y fracasos y que el mundo empresarial (y todos los otros) está saturado de muros y es posible esquivarlos con los ojos o con la frente, y ahí radica el gran detalle de escoger, por la experiencia, el sentido común y la prudencia, la primera opción.

Nunca he cuestionado a mi amigo Pepín Corripio si en su mesita de noche tiene para repasar a veces el código del proceder correcto que para la posteridad y los díscolos escribió Baltasar Gracián en La Prudencia, pero me atrevo a apostar morocota a cabo de túbano que lo tiene.

No os desesperéis, como sentenció el magistrado aquel.

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