El jengibre es un reforzante del sistema inmunológico cuyas propiedades antisépticas, colóricas, antiflamatorias y energéticas lo convierte en una valiosa cura para el tratamiento de los resfriados.

Esta picante especia estimula la circulación, devuelve la vitalidad y fomenta la sensación de bienestar. Es especialmente beneficioso durante los largos, fríos y húmedos meses de invierno.

Se utiliza en la medicina china tradicional para tratar los escalofríos, fiebre, dolor de cabeza y muscular, y los europeos reconocen sus méritos para la cura del resfriado.

Los chinos también utilizan el jengibre, dado su elevado poder calorífico, para restablecer la energía del cuerpo y revitalizar los órganos fatigados.

La medicina naturista ha descubierto multitud de propiedades en el jengibre, porque sirve para prevenir el mareo y las náuseas, sobre todo las del embarazo.

Otro efecto beneficioso sobre la salud es que mejora la circulación sanguínea, reduce la tendencia a la formación de coágulos. El jengibre disminuye la viscosidad de la sangre, a la vez que relaja y dilata los vasos sanguíneos, permitiendo un mayor flujo de sangre con un esfuerzo menor por parte del corazón.

En el sistema digestivo, el jengibre estimula la absorción de los nutrientes, favorece la producción de bilis y reduce las flatulencias. Al parecer, también tiene la capacidad de eliminar toxinas.

[b]UN ALMUERZO REFORZANTE[/b]

Asegúrese siempre de tener raíz fresca de jengibre en la despensa y utilícelo como condimento, ya que resulta delicioso rallado en una ensalada de zanahoria cruda.