Valoración ecológica en el Parque Nacional del Este

Valoración ecológica en el Parque Nacional del Este

Francisco X. Geraldes, del Centro de Investigaciones de Biología Marina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, preparó en febrero pasado un trabajo que tituló «Valoración Ecológica, Ambiental y Servicios Ambientales», un esfuerzo que ha venido de perlas para la defensa de esta área protegida, ahora que se intenta sacar de protección sus zonas costeras, principalmente por sus playas.

En relación con el peligro que en términos económicos significa la pérdida de esa parte del Parque, Francisco Geraldes expone que «las especies marinas, desde el simple caracol (lambí), hasta las langostas y peces, dependen de la presencia del extenso manglar, playas, praderas marinas y arrecife de coral, los cuales son vitales para asegurar su existencia, conformar la cadena alimenticia, base de la producción pesquera. Para el caso, si se afectan los ecosistemas del litoral del Parque Nacional del Este, se prevé una reducción de la productividad pesquera en sitios como Baní, la Bahía de Ocoa y Barahona. Lo que nace y se cría en el PNE, migra con las corrientes, aguas abajo hacia otras regiones costeras de nuestro país y países vecinos.»

Pero no es solamente la pesca la que se vería en peligro, sino también las mismas playas que quieren ser ser entregadas al hotelerismo irracional. Según Geraldes

Esta interconexión es importantísima y vital para el funcionamiento de los ecosistemas (incluyendo las playas), tan preciadas en Palmillas y otros lugares de este PNE. Así pues, y respecto a la amenaza actual de fraccionar el parque, la inclusión de infraestructuras físicas en las costas del Parque «alteraría entonces este equilibrio natural y procesos antes descrito. Esto implicaría la afectación de las playas existentes dentro del Parque tanto en el área que pretenden utilizar en Palmillas, como las que pretenden crear en Guaraguao, y las que están en uso en el tramo de Puerto Laguna o Dominicus, (parcelas 13, 15, 20 A)».

Francisco Geraldes describe el efecto físico que ocurriría en las playas del Parque Nacional del Este de esta manera: «Las corrientes oceánicas penetran por el Canal de Catuano, en donde recogen con los ciclos de marea (dos veces al día) los sedimentos generados hacia fuera de este canal. Hacia el Este, su destino son las aguas profundas. En el lado Oeste, se forma un espigón de arenas calcáreas, las cuales están consolidadas por las praderas marinas que las retienen, y que dosifican el traslado de las arenas, impulsadas por acción de las corrientes de marea, y las corrientes litorales hacia los sitios de acumulación, tal como lo es la playa de las Palmillas.

«Otras corrientes, al chocar con el promontorio de Punta Palmillas (el Peñón), continúan hacia el norte hasta Dominicus o Puerto Laguna. Allí se encuentra un arrecife que bloquea las corrientes y las dirige hacia la costa, depositándose entonces, las arenas que se formaron en el Paso de Catuano y en los arrecifes costeros (de franja y parches), que se encuentran dispersos, desde el Peñón hasta Guaraguao. Este tramo de litoral en particular es donde se encuentran las parcelas 13, 15 y la 20 A, las cuales se pretenden expropiar del territorio del PNE, simplemente por poseer playas arenosas, principalmente la parcela 13.»

[b]Aumenta el daño físico[/b]

Cuando no cuenta con suficientes playas naturales, la inversión turística recurre siempre a la alteración de los procesos físicos de la costa, ocasionando daños irreversibles.

En la costa del Parque Nacional del Este existen costas rocosas y de bajo perfil, y en el mar se encuentran fondos de gruesos y medianos cascajos cuyo proceso de fricción y erosión (además de la descomposición coralina) les transforma en arenas.

Según Geraldes, esas arenas «son transportadas hasta la zona de deposición a partir de Guaraguao hasta Dominicus. Es notable las escasas playas existentes en este tramo (8 km). Estas, se han formado por la protección de un arrecife de algas muy somero (0.5 m de profundidad) y cercano a la costa (10 m de distancia), y las mismas son estrechas, (2 6 m) compuestas principalmente por arenas gruesas, cascajos y restos orgánicos de organismos marinos.

«En estas condiciones, el aprovechamiento de estas playas estaría limitado por la poca profundidad para el baño (Palmillas en la parcela 13 y en las parcelas 15 y 20 A). En las parcelas 15 y 20 A (entre el Peñón y Guaraguao), implicaría obras costeras, para profundizar y estructuras para retener arenas.

Los sitios que serían alterados

Los siguientes sitios costeros del Parque del Este requerirían los trabajos indicados para su habilitación… y desarticulación ecológica, naturalmente.

» En Palmillas, se requiere de un dragado, implicando pues una modificación en el transporte hacia el norte, ya que las arenas del Catuano serán capturadas en las regiones profundas creadas

En el tramo Peñón Guaraguao, se deberán realizar trabajos de reorientación y adecuación de las costas rocosas, reventándolas, dragar y construir espigones y otras estructuras sumergidas. Igualmente se prevé la necesidad de importar arenas para conformar zonas de baño. Esto bloqueara la migración natural hacia el norte, afectando las playas de Dominicus y las inversiones existentes en este lugar

En ambos casos, si se autoriza este desarrollo, se producirá fragmentaciones de hábitat, lo cual afectara las interconexiones naturales que son las responsables de la sustentabilidad ecológica y ambiental de esta área protegida. Esta fragmentación Serra producida al construir edificios, carreteras, acueductos, redes eléctricas, alcantarillados, basureros, pozos de agua y sépticos, introducción de especies exóticas en jardines, etc. Esto afectara y bloqueara las vías y sitios de anidamiento de especies que participan y son parte vital para asegurar el funcionamiento de los ecosistemas allí presentes. Por ende se prevé la eliminación de praderas marinas, manglares, bosques costeros, anidamiento de tortugas, eliminación de crustáceos, peces y afectación de mamíferos marinos residentes (manatíes y delfines) y toda la flora y fauna dentro de las áreas de desarrollo, para sustituirla por grama y cocoteros, cemento y basura.

[b]¿Y qué de las edificaciones y la gente?[/b]

Francisco Geraldes detalla lo que ocurriría con la presencia de edificios y gente: «Infraestructuras como las propuestas turismo masificado (1200 habitaciones), implica, además, la necesidad de empleados, a razón de 1 por 2 inquilino, así que 600 personas adicionales residirían permanentemente en la zona.

«También, se prevé que, como ha ocurrido en todos los polos turísticos en donde predominan hoteles de alta densidad, como el que aquí pretende construirse, de manera espontánea y sin planificación ocurre el asentamiento de poblaciones periféricas. Allí pues es posible vislumbrar los obreros y artesanos, vendedores de servicios, ocuparan la «parte privada de la parcela 24 A y las áreas disponibles no utilizadas por el proyecto turístico propuesto, y que ya no serían parque nacional la creación de un nuevo barrio marginado.

«En estos sitios la degradación del entorno y sus valores ecológicos, arqueológicos y culturales serian enajenados, privatizados y degradados. Estos asentamientos se caracterizan por no tener sistema sanitario, planificación. Inicialmente son de obreros, pero luego forman familia y se convertían en poblados, implicando riesgos ambientales y de salud, déficit en servicios de Educacion, etc.»

Hay mucho más, muchísimo más información en el trabajo de Francisco Geraldes, principalmente en relación con los srvicios ambientales y su valoración, pero se queda para un próximo trabajo, esperando que todavía tengamos parques nacionales.

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