Roma. El creciente cultivo de nuevos alimentos, como insectos y medusas, es una alternativa, junto a las nuevas tecnologías, para garantizar la seguridad alimentaria mundial ante el cambio climático y el aumento de la población.
Que se estima que en 2050 alcance los 9.700 millones de personas, aseguró este lunes la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En un informe titulado “Pensar en el futuro de la seguridad alimentaria”, la FAO apunta que los cambios que se han hecho hasta ahora para aumentar la producción de alimentos y abastecer a la sociedad “han dañado gravemente el medio ambiente” debido a la contaminación con pesticidas del suelo, la deforestación y el agotamiento de recursos hídricos, entre otros.
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Ante esta situación, se insta a que los países planteen alternativas que permitan el abastecimiento de comida saludable, pero respetando el medio ambiente, una coyuntura a la que quieren dar respuesta las nuevas tecnologías y alimentos alternativos, que tras su creciente uso deben ser estudiados y regulados con protocolos.
El cultivo y consumo de algas, medusas e insectos comestibles es una tendencia al alza que está ganando interés por su “valor nutricional y sostenibilidad”, además de los costes reducidos de producción, ya que por ejemplo, las algas no necesitan de fertilizantes o el cultivo de insectos no produce gases invernadero.
Sin embargo, varios estudios científicos han demostrado que si no se cultivan y se conservan en entornos regulados, estos alimentos, que ya se consumen habitualmente en regiones como Asia y África, pueden ser perjudiciales para la salud por contener bacterias o metales pesados.
Asimismo, otra tendencia al alza son las alimentaciones veganas, cada vez más populares por la mayor conciencia de la población del cambio climático y las condiciones de los animales, promoviendo alternativas vegetales como las leches de avena o soja o los sustitutos de carne hechos con legumbres.
A pesar de sus beneficios, el informe apunta que “algunas bebidas de origen vegetal no son sustitutos adecuados de los productos lácteos de origen animal debido a su limitada diversidad de nutrientes”, por lo que su uso en infantes podría ser perjudicial para su salud, entre otras observaciones.
Finalmente la FAO explica que, ante las alteraciones provocadas por el cambio climático, las innovaciones tecnológicas y científicas permiten adaptarse al nuevo panorama, reducir costes y mejorar la eficacia de los cultivos y hacer más eficiente el comercio.
Como ejemplos, la organización presenta la impresión 3D, que permitirá “diversificar y personalizar la comida a través de la mezcla de ingredientes, probióticos y vitaminas”, los sensores para controlar la temperatura y la humedad durante la cadena de producción para asegurar la seguridad alimentaria o la Inteligencia Artificial.
“Estamos en una época en la que las innovaciones están revolucionando el sector de la alimentación por lo que es importante que los países sigan el ritmo de estos avances y que la FAO proporcione un asesoramiento proactivo sobre la aplicación de la ciencia y la innovación”, aseguró el científico jefe de la organización, Ismahane Elouafi.