Valores sociales básicos

Valores sociales básicos

Un valor moral es algo importante por sí mismo en cualquier tiempo y en cualquier lugar. Es un bien que nos llama y exige de nosotros una respuesta. De esa respuesta, positiva o negativa, depende nada más y nada menos la diferencia entre lo bueno y lo malo.

En esta decisión diaria constante, vamos construyendo nuestra personalidad y con ella el tipo de país en el que vivimos. Su olvido, su alejamiento de las aulas y de las familias, su inobservancia en las instancias decisorias, su irrespeto en numerosas expresiones de la vida social, explican mucho de los problemas actuales.

Del conjunto total de valores de una sociedad, tienen particular importancia los que podemos llamar valores sociales básicos. Estos pueden ser definidos como aquellos que valorizan los comportamientos individuales que redundan en el bienestar de la colectividad. Ejemplos de valores básicos expresados en forma de sentencias son: robar es malo, matar es malo, mentir es malo, engañar es malo, ser irresponsable es malo, ser honesto es bueno, tener palabra o cumplir la palabra es bueno, ser justo es bueno, etc….

Cuando esos valores sociales básicos están instalados en el alma y el espíritu de los individuos, una violación de los mismos activa inmediatamente una emoción. Un individuo responde emocionalmente a la violación de un valor, cuando al violar él dicho valor, frente a los demás siente vergüenza o cuando al violar alguien dicho valor delante de él, siente ira y desprecio o cuando al violar él dicho valor, ante sí mismo, siente ansiedad y desagrado. Cuando los individuos no responden emocionalmente ante la violación de los valores sociales, es sencillamente porque no tienen instalados dichos valores en su psiquis y, por lo tanto, no tendrán las actitudes adecuadas hacia el cumplimiento de sus deberes sociales.

En sentido general, los valores básicos en las distintas sociedades son los mismos. Todos los pueblos establecen en mayor o menor medida un conjunto de valores básicos. En todos los pueblos, robar es malo, mentir es malo, engañar es malo, etc. Sin embargo, la diferencia entre un país subdesarrollado y uno desarrollado es que en el primero, la proporción de la población en la cual estos valores están instalados en la psiquis es menor que en los países desarrollados y esto tiene consecuencias negativas, sobre el nivel de productividad, eficiencia, desarrollo económico y en sentido general sobre el bienestar del conglomerado.

Físicamente, contemplamos un país con grandes edificaciones y un numeroso personal integrante de las diferentes instituciones del Estado. Esto, en muchos casos, es motivo de una falsa percepción de que las instituciones existen, haciendo caso omiso de que esas instituciones tendrán un nivel de eficiencia y por consiguiente se sentirá su existencia dependiendo de las actitudes que tengan los funcionarios hacia el cumplimiento de las leyes y reglamentos. Recuérdese que “el hábito no hace el monje”.

Todo esto viene al caso, por la nueva teoría que se ha estado estudiando en estos tiempos, en la que se identifican que las causas del subdesarrollo, son fundamentalmente de tipo psico-sociológicas. En esta teoría, se plantea que el problema del subdesarrollo obedece a la falta de valores sociales básicos instalados en la psiquis de los individuos, falta ésta que provoca ausencia de actitudes positivas y de instituciones sólidas y finalmente, a la falta del Estado con capacidad para aplicar las leyes y reglamentos que regulan la sociedad.

En nuestro país existe un clamor generalizado destacando la falta de institucionalidad. A la luz de lo expuesto, si se quiere lograr el fortalecimiento de las instituciones, hay que invertir en la gente, pero no solo en su formación educativa o en su preparación académica de la profesión que habrá de desempeñar, sino en la formación cívica.

Hay que invertir en la formación de actitudes básicas en la población, que es lo mismo que invertir en la instalación de los valores sociales básicos en la psiquis de los individuos, inculcar valores como el rechazo al robo, al chantaje, a la mentira, a la corrupción, al engaño y el reconocimiento a la integridad, al cumplimiento del deber, a la honestidad y en fin, inculcar la gama completa de los llamados valores sociales básicos de una sociedad. De no ser así pues ¡que siga el entierro!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas