Santiago y las Águilas Cibaeñas: un pasado glorioso

Santiago y las Águilas Cibaeñas: un pasado glorioso

Como hija, nieta y sobrina de naturales de Santiago de los 30 caballeros, así fue llamado el primer Santiago de América, crecí con la imagen de ensoñación y encanto que mis ancestros profesaban a su muy amada ciudad. Santiago era lo máximo, sus calles, jardines, parques, barrios emblemáticos, complementada con su gente que sin lugar a dudas conformaban una población que contenía familias de abolengo, artistas, gentes laboriosas, educadas, acogedoras, campechanas y orgullosas de su región y especialmente de su hidalga ciudad.

Su espíritu de competitividad colectivo los impulsó para fundar asociaciones y empresas con la finalidad de promover el desarrollo y progreso de Santiago. Es decir, Santiago era una bella ciudad, limpia, progresista, emprendedora e independiente que le valió el título de la Ciudad Corazón, como centro histórico, cultural e industrial y agrícola del Cibao.

Los santiaguenses amaban tanto su ciudad, que veían la Capital a la distancia, como un conglomerado de personas de todo el país que convergían en Santo Domingo, sobre todo porque “en la capital es que se hacen los cheques”. Bueno, si Santiago hubiese tenido mar, ni imaginarnos.

En adición a todo ese acervo de cultura, progreso y belleza, Santiago conformó un equipo de béisbol al que llamaron Águilas Cibaeñas, que pasó a ser el representante deportivo más importante y emblemático de la región del Cibao. Las aguerridas Águilas traspasaron los ámbitos cibaeños y se entronizaron en la Capital, durante años como rivales de los Tigres del Licey, uno de los equipos capitalinos y el más antiguo y ganador de campeonatos de la pelota dominicana.

Todo este sucinto recuento lo hacemos para establecer una comparación, que resulta lamentable, pues en este presente 2015 que se encuentra en sus postrimerías, la situación de Santiago es deplorable. Hoy Santiago está lleno de basura, aterrado por la inseguridad y dominado por el nivel de violencia que se vive a todas horas del día y la noche.

La otrora ciudad elegante, cultivada y señorial, está llena de atracadores y asaltantes, personas con bajo nivel de educación y sus calles llenas de desperdicios, parecen el escenario vacío de una fiesta de carnaval trasnochado.

Su antaño triunfal equipo parece contagiado de este mismo deterioro y debacle. Su último campeonato conquistado fue el 2007-2008, hace siete años, se han quedado en 20 coronas y su mayor meta es empatar con las 21 del Licey, pero este año aunque los aguiluchos dicen ser el mejor equipo (en papel) han volado con el viento en contra, ya le quedan pocas plumas y su único refugio ha sido el frío sótano.

Hacemos esta reflexión, porque aún desde mi perspectiva y condición de capitaleña liceísta, quisiera que toda esa situación cambiara. Todos debemos esforzarnos porque Santiago fuera de nuevo el de los 30 caballeros, que parece que emigraron y volviera a ser la ciudad hermosa y señorial de mi abuela, mi padre y tías, Alicia, Alberto, Angela, Lucila y Conchita; y que la Águilas retomaran su papel de rivales, del Licey por supuesto y los cibaeños recuperaran su ciudad y equipo. Así volvería y que no quepa duda de que, “Las Águilas son las Águilas” y recordar que “Santiago es Santiago”.

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