¡Vamos a Santiago, como sea!

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EFE. Reportajes. Muchos son los caminos que llevan a Santiago de Compostela y varias las formas de realizar el peregrinaje más universal, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. A pie, en bicicleta o a caballo, millones de personas de todo el mundo  recorren en distintas etapas y épocas el “Camino de Santiago”, una experiencia única y emocionante para la que hay que prepararse a conciencia.

Los manuales de historia señalan a la peregrinación a Santiago como el “acontecer religioso y cultural más destacable y más profundamente vivido de la Edad Media”. Varios siglos después, este “acontecer” sigue activo con la llegada de millones de peregrinos de todas las partes del mundo que, en distintas épocas y etapas del año, se aventuran hasta llegar a la tumba del santo apóstol. 

Mucho ha cambiado la forma de hacerlo y la preparación de los caminantes. Si en la Edad Media, se echaban a andar con un zurrón, un capa para resguardarse y una vieira como seña de identidad, actualmente el peregrino se prepara a conciencia pensando en el modo de recorrer su particular camino y el tiempo que le debe de llevar.

No hay que olvidar que el Camino de Santiago supone un sobre esfuerzo en relación con la vida cotidiana de la mayoría de las personas; exige una preparación física previa y no está de más realizar un sencillo reconocimiento médico,  para contar con garantías de que estamos preparados para iniciar la ruta. Antes de partir, es conveniente conseguir la credencial que nos identifica como peregrino ya que, entre otras cosas,  nos permita acceder a los albergues.

Se trata de un cuadernillo expedido por asociaciones del Camino de Santiago en las que se irán recogiendo las certificaciones desde el lugar de partida, la forma de hacerlo –a pie, en bicicleta o a caballo-, el sello de los albergues por donde pasamos y,  una vez en Santiago, permite obtener la “compostela”, diploma oficial de la peregrinación a esta ciudad. Para obtener la “compostela” debemos acreditar que hemos recorrido como poco los últimos cien kilómetros a pie o a caballo, o doscientos kilómetros en bicicleta.

Puestos en camino, las innumerables guías  pueden servirnos para planificar las etapas, días, lugares que podemos conocer.

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El hospedaje

El hospedaje en época de otoño e invierno, cuando el volumen de peregrinos es menor, no supone ningún problema por la red de albergues, refugios y antiguos hospitales e iglesias rehabilitados,  y para los denominados lugares de “acogida” que se suceden en distintos puntos del camino, aunque en primavera y verano se complica la posibilidad de acceder a una cama por la afluencia de peregrinos. Los  refugios suelen disponer de los servicios necesarios como baño, cocina, o literas.

Peregrinos

Dependiendo del modo de emprender nuestro camino, ya sea a pie, bicicleta o a caballo, las opciones más habituales, los preparativos serán diferentes. Aunque la mayoría de los peregrinos lo hace a pie.

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