Vamos a ver dónde llega

Vamos a ver dónde llega

Miles de millones exonerados de la Seguridad Social que no aparecían en libros, decenas de millones de dólares del contrato con la firma Sun Land para obras que se pagaron con fondos del Presupuesto y cuyo destino final, el de los dólares del préstamo aún es poco conocido, la Suprema Corte que no dice nada del recurso interpuesto por el Partido Revolucionario Dominicano por lo de Sun Land, la leche aguada que se le sirve a los estudiantes de escuelas públicas y se paga como buena, las casas, mansiones, villas, automóviles, viajes, hospedaje en hoteles de lujo, de todo, como para investigar esa corte de los milagros en que han convertido el país…y nada.

La lista anterior no es exhaustiva, otro día la seguiré. Ahora le toca el turno, nuevamente, a una denuncia sobre el narcotráfico.

El narcotráfico es el enemigo público y privado número uno de la humanidad. El contubernio para tal delito ha creado una figura jurídica ahora puesta en uso: el delito transnacional, perseguido no importa el lugar donde se cometiera. Así de grave es el asunto. El Senador por Peravia (Baní) denuncia que durante cuatro años va de uno a otro despacho de funcionarios del gobierno y de su Partido de la Liberación Dominicana y nadie le presta atención. O le hacen el caso que al follón, que para no darle nariz todo el mundo deja el limpio, se desprende de la denuncia.

Como que cuando se puso la pelota en la cancha de éste o de aquel funcionario, la persona pensó que esa pelota era muy caliente y como en el juego de niños al reclamo de una candelita, mandó al Senador “a la otra casita” y se desentendió.

A juzgar por las declaraciones del Senador por Peravia (Baní) se le dio un trato de “legislador que reclama empleos para sus seguidores”. Es interesante ver cómo al cabo de los cuatro años del Senador se destapa y suelta copias de solicitudes de citas, copias de comunicaciones recibidas en su destino y, además, nombres de funcionarios a quienes acusa directamente de complicidad con el narcotráfico. Habrá que ver cuántos jefes de Policía, de la Dirección de Drogas, del Ministerio Público, han ejercido funciones durante los cuatro últimos años en Peravia, para enviarlos a todos, en un solo paquete a la justicia, si hay causa probable.

La gravedad del caso puede ser peor que la denunciada por el Senador representante de Peravia, lo cual incluiría la reintegración de oficiales cuyos uniformes tienen grandes manchas producidas por el narcotráfico. En este país muchos actúan como si todos fuésemos ciegos y quien habla es el único tuerto.

Las autoridades que prestaron el caso del follón al Senador,  deben explicar la razón de su conducta ante acusaciones tan graves.

Que con aquí la puse y allí la dejé, no se tire esta denuncia al saco del olvido.

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